Grieta obvia: en el Boca-River nacional, los “bosteros” son de Macri
En la sesión de hoy el oficialismo pretendía la forma virtual y la oposición, presencial. Así están las cosas en la dirigencia nacional. La división permanente por todo y cada cosita es el gran deporte nacional.
Parece que la bendita grieta es más Boca-River que nunca. Cito a un diputado oficialista con cargo alto en la Cámara Baja. Habla de la oposición, en off: “Dignos soldaditos de Macri son. Re bosteros. Un verdadero cabaret, ¿te acordás del cabaret? Se creen que viven en una burbuja y nos van a terminar haciendo enfermar a todos, como en Boca. Con el verso de que el Congreso funcione, lo van a terminar haciendo cerrar. Que vengan. Que se metan el recinto en el…”.
El legislador habla de la controversial sesión de hoy, que el oficialismo pretendía virtual y la oposición, presencial. Así están las cosas en la dirigencia nacional. Más en blanco y negro que nunca. La división permanente por todo y cada cosita es el gran deporte nacional, hasta en las ironías. Boca: 19 infectados. River: todos Covid negativos. Si los oficialistas van con piloto y paraguas, los opositores salen en ojotas y con lentes de sol.
El espectáculo es visiblemente patético. Ridículo. Lisérgico. La grieta es una guerra civil de juguete. Un “ludomátic” sustentado, antes que nada, en que los lugares no alcanzan para que todos preserven el laburito. Hay que pelearla. Pelearse. La politiquería sólo entiende la productividad en términos electoralistas. Competir exige desacuerdos. Camisetas distintas. Ensalzar la diferencia. Y que sea lo que Dios quiera. O que gane el… ¿Gana el mejor?
Parece acertada la metáfora boquense para definir a la oposición, si cabe el tono lúdico. De a ratos, parece que gran parte de sus referentes jugaran al contagio. El recinto de Diputados y la distribución de sus bancas impiden sesionar con la distancia social recomendada. En este caso, para comprobar que la Tierra no es plana sólo hace falta llevar un metro. Claro que el Gobierno, lejos de estar inmune, muestra sus propios síntomas. Parece cansado. Atolondrado. Echa la culpa y deja hacer. Antes de desdibujar el Triunvirato y abrir la tranquera, al Presidente sólo le interesó dejar en claro que Macri le dijo: “Que mueran los que tengan que morir”, como si se tratara de creer o reventar. Suena más a que… y bueno… de última que revienten los que tengan que reventar. Jugar a la grieta o resignarse a ella no será lo mismo, pero suena casi igual pensando en los resultados.
En números fríos, ayer entramos al top ten de contagiados. En números calientes: ya estamos contando más de 6 muertos por minuto. Alarman, pero son manejables. Salvo que, en perspectiva, decidamos tirar el dado porque perdimos la brújula.
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