Cristina Kirchner/Alberto Fernández. (CEDOC)

Política
02 de October 12:53

Cristina presa (o reina): la verdadera “cuestión de fondo” en la Corte, la economía y casi todo

CFK sobrevivió al despoder, volvió con votos como vicepresidenta y los sectores más potentes de la economía vuelven a ser los grandes árbitros de un gobierno peronista, poniendo en duda quién manda.

Hace ya como diez años, esa vez en medio de chispazos con el Grupo Techint, Cristina Kirchner lanzó aquella frase célebre de “si quieren tomar las decisiones, armen un partido y ganen elecciones”. Hoy la foto es otra, pero la película es la misma: CFK sobrevivió al despoder, volvió con votos como vicepresidenta y los sectores más potentes de la economía, bastante representados políticamente por el macrismo pero mucho más todavía por el anti kirchnerismo (que también tienen muchos votos), vuelven a ser los grandes árbitros de un gobierno peronista, poniendo en duda si quien manda es Alberto Fernández o es Ella.

Seguimos congelados en Cristina. Tres ejemplos de ahora mismo:

• La Corte Suprema debe decidir si los presidentes pueden mover jueces a su antojo, pero la verdadera “cuestión de fondo” no es constitucional, sino casi policial: ¿va a ir presa CFK o no?

• Si la Corte debe definir los fondos coparticipables porteños, la verdadera “cuestión de fondo” no es económica, sino eminentemente política y hasta cultural: Alberto es un títere de la Señora, porque él es porteño y la anti porteña es Ella.

• Si faltan dólares y, para que el Banco Central no pase a ser una cáscara vacía, el Gobierno toma medidas impositivas, el problema no es económico ni financiero: es que Cristina quiere vengarse de los ricos.

El núcleo escarlata del círculo rojo sabe que Cristina ya no es el sujeto, o sea, el sustantivo de la política, pero también tiene claro que CFK funciona a la perfección y en diferentes usos como adjetivo calificativo, o más bien como descalificación, del Presidente:

• Si Alberto F. levanta el dedito, no es autoritario: es Cristina.

• Si deja pasar el impuesto extraordinario a las grandes fortunas, no es de izquierda, ni populista, ni socialdemócrata ni émulo de Bill Gates o del Papa (que proponen el mismo aporte extraordinario de los ricos ante la emergencia pandémica): es Cristina.

• Si Fernández disgusta o no convence, será todo lo Fernández que quiera, pero más tipo Cristina Fernández que con nombre propio.

• Y si Alberto Fernández es culpable, sobre todo, de algo, es de dejarse ser Cristina.

Hay millones de personas dispuestas a ver las cosas así. Mal o bien o más o menos, falta nada más que un año para que esos millones de personas vuelvan a votar. Y el Presidente ya no sabe qué hacer o qué decir para explicar que él es él y no es ella, lo cual debe ser cierto, pero en la política no importa demasiado quién tiene la razón o por lo menos ajusta a la verdad algunos de sus dichos: importa más lo que se ve o se quiere ver, lo que parece, porque lo que más importa de todo es encontrar quién tiene la culpa de este desastre renovable y sin salida.

Acá no elegimos gobiernos. Vivimos candidateando a los próximos culpables.


 

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