Friday 29 de March de 2024
Perfil

Mapuches en campaña

PODCASTS | Por Edi Zunino | 21 de October 10:51

Fíjense qué curioso: todavía no terminan de llegar los salvadores “gendarmes tira-tiros” a Rosario para combatir el narco-crimen y ya una gobernadora del otro lado del mapa exige refuerzos de la misma Gendarmería para frenar a los ultra-mapuches, que no sabemos si prenden fuego lo que sea por reclamos ancestrales o con la intención de presionar a la Cancillería para que le exija con mayor énfasis a la Justicia chilena que libere a este Patoruzú arrebatado que personifica el ex punk urbano Facundo Jones Huala.
Fíjense bien: en la bitácora de la Gendarmería Nacional, una fuerza diseñada por el Estado para cuidar las fronteras del país, hemos ubicado la solución para estas tan distintas marginalidades que afectan el normal desenvolvimiento de nuestras vidas cotidianas. La “gendarmocracia” es la impotencia de los estadistas. ¿Hacen falta más pruebas de que la frontera que de veras hierve, por más delincuencial que sea, es profundamente social? 

Profunda y confusamente, diría, ya en términos políticos. Fíjense que el patagónico Miguel Ángel Pichetto, que hasta no hace tanto fue durante una década y media el escribano de los Kirchner en el Senado, salió en medio de este contexto electoral enrarecido a reivindicar desde el su versión del peronismo al Míster Músculo del Desierto, más conocido como Julio Argentino Roca. Y, de inmediato, para complicar más los favores de Nuestra Señora de la Grieta, el vapuleado Sergio Berni, que es lo más parecido a Patricia Bullrich que tiene el casi desquiciado kirchnerismo, salió a prenderle fuego al embajador Rafael Bielsa -y de paso cañazo a Santiago Cafiero y al chamuscado Alberto Fernández- por defender los derechos constitucionales del tal Jones Huala.

Fíjense lo confundidos que están los planos de discusión en la Argentina, por privilegiar las divergencias electorales. ¿Qué estamos discutiendo al discutir la composición tema “Jones Huala y sus nafteros RAM”? El kirchnerismo se equivoca fiero al dejarlo pasar como azaroso modelo del indio perseguido. Y pifia la oposición al considerarlo un asunto cuasi bélico. Ambos están encandilados por los reflectores del electoralismo. En la Argentina, con la ley en la mano, un poco de cintura política, unos cuantos policías de pueblo bien adoctrinados y ante todo buena voluntad, el problema mapuche no sería un problema en lo más mínimo. Pero si la cuestión sólo pasa por ganar elecciones y el resto después vemos, cualquier estornudo equivale a la Guerra de las Galaxias. Por lo pronto, El Bolsón recibirá los gendarmes solicitados, enviados por el enemigo de Gaturro…, quiero decir: Aníbal Fernández. 

Fíjense la tristeza del debate pre electoral. Anoche, los candidatos bonaerenses tuvieron su turno en TN. La cuestión mapuche brilló por su ausencia, más bien: quedó como cosa de rionegrinos o neuquinos o chilenos. Todos los que estaban sacándose chispas anoche van a ser diputados nacionales. ¿Será que la cuestión mapuche, verdaderamente, carece de importancia?

Mientras se reivindiquen la fogata y el vandalismo de unos o se privilegien las balas de goma, en el mejor de los casos, de los otros, sólo habrá lugar para especulados desencuentros. El caldo picante de la pobreza es el tema de fondo en el Sur, en Rosario, en el infinito y más allá. A los Monos y a los Jones Huala, que no son lo mismo pero en el fondo provienen del mismo agujero negro de la democracia, con bala y con panfleto sólo se los agranda. Lo dice la experiencia.

por Edi Zunino

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