Friday 26 de April de 2024
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El 27 de mayo de 1963 se editó Rayuela, de Julio Cortázar

PODCASTS | Por Radio Perfil | 26 de May 07:44

Se trata de una novela Escrita en París que constituye una de las obras centrales del boom latinoamericano. Narra la historia de Horacio Oliveira, su protagonista, que pone en juego la subjetividad del lector y tiene múltiples finales. A esta obra suele llamársele "antinovela", aunque el mismo Cortázar prefería denominarla "contranovela".

Significó un salto al vacío que lo distanció de la seguridad controlada de los cuentos fantásticos de su primera época, para adentrarse en una búsqueda sin hallazgos a través de preguntas sin respuestas. Si bien el estilo que se mantiene a lo largo del relato es muy variado, según el propio Cortázar, la obra: «De alguna manera es la experiencia de toda una vida y la tentativa de llevarla a la escritura”

Con un total de 155 capítulos, el libro puede leerse de varias maneras. El tablero de dirección constituye la primera página de Rayuela, y ahí el autor propone dos maneras de leerla. La primera es la forma corriente (empezando por el capítulo uno, siguiendo por el dos y así, sucesivamente) hasta llegar al capítulo 56. La segunda es empezar en el capítulo 73 y seguir el orden propuesto en cada uno de los capítulos.

Contar el argumento de Rayuela de una manera lineal es, con toda seguridad, un reduccionismo que aleja al lector del sentido de la obra, pues excluye el vasto universo psicológico de los personajes y sus complejas relaciones alrededor del amor, la muerte, los celos y el arte, entre muchos otros.

Julio Cortázar tenía pensado titular la novela Mandala, nombre que alude a los símbolos circulares del hinduismo y del budismo que representan los universos y se utilizan en meditación para alcanzar la unidad con el ser, justamente la búsqueda de Horacio Oliveira, protagonista de la novela. Sin embargo, al autor le sonaba pretencioso titularla así, por lo que decidió finalmente llamarla Rayuela, en referencia al juego infantil.

El objetivo de ese juego es alcanzar el cielo, es decir el noveno cuadro, por medio de saltos en un pie. El cielo de la rayuela se constituye en el símbolo de esa quimera autoimpuesta de Oliveira de buscar siempre algo que no sabe qué es.

Locución de Pita Fortín.

 

por Radio Perfil

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