Gino Tubaro: "El gen argentino hace que les encontremos la vuelta a todas las cosas malas"
Jorge Fontevecchia entrevista al inventor Gino Tubaro. El joven fue reconocido por Barack Obama por la tarea de brindar manos impresas a muchos jóvenes que las necesitan.
Joven sobresaliente, reconocido por el propio Barack Obama, a los 25 años aprendió mucho. No solo sobre la tarea de brindar manos impresas a muchos jóvenes que las necesitan, sin mirar su condición social; también los límites del país lo obligaron a emprender de una manera creativa, desafiando obstáculos.
—Te conocí hace cinco años cuando, con apenas 20 años, recibiste el premio Perfil a la inteligencia. Por entonces las expectativas respecto del futuro de Argentina eran totalmente distintas a las de hoy. No existía esta cantidad de jóvenes con deseo de irse del país. ¿Cómo viviste el cambio?
—Es un poco complejo de mi lado, porque muchas de las cosas que producimos, de los inventos y de las ayudas que damos, nacen en un taller chiquitito en Parque Patricios. No tenemos apoyo de Estado; nos apoyan empresas, voluntarios y otras organizaciones. Hay mucha burocracia, es muy complicado. Por nuestra cuenta intentamos ayudar y aportar nuestro granito de arena. Cuando te encontrás con la burocracia y las prohibiciones, te pega para atrás y te preguntás qué solución hay para todo eso. ¿Me sigo bajoneado con lo que pasa o me busco una alternativa, como puede ser enviar los archivos vía mail, que lo descargue alguien en Córdoba, imprima la prótesis y la entregue? El gen argentino hace que les encontremos la vuelta a todas las cosas malas. Sabemos atarlas con alambre, pero las cosas deberían estar bien hechas de raíz.
—¿Te ves dentro de diez años en la Argentina?
—Soy ciudadano italiano. Puedo hacer el escape, por así decirlo, cuando quiera. También percibo que si yo programo algo desde acá, lo puedo hacer en otro país. Puedo hacer una LLC (N de R: Limited Liability Company o Sociedad de Responsabilidad Limitada) en Delaware, una empresa en cualquier parte del mundo, y hacer lo que hago. Literalmente, en cualquier lugar del mundo es posible. En lo personal, por ahora no: siento que todavía tenemos algo más para dar en el país. Espero que no sigamos sufriendo todas estas burocracias que nos impidan avanzar como emprendedores. También es cierto que tanto mi equipo como yo diariamente tenemos muchas cosas que resolver. Desde algo tan sencillo como el precio de una prótesis. Nosotros las estamos donando. Energía para hacer nos queda y esperamos poder seguir devolviéndola.
—¿Cuántos son en tu equipo?
—En Atomic Lab estamos en 44 países con un grupo grande de voluntarios que se dedican a imprimir las prótesis. Trabajan a través de la plataforma. Comienzan por buscar los pedidos.
Escuchá el reportaje completo en Radio Perfil.
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