El 24 de diciembre de 1929 el presidente Hipólito Yrigoyen sufrió un atentado del que salió ileso
El intento de asesinato del presidente contribuyó a exasperar el clima político, las disputas internas por su herencia política y las actividades conspirativas de sectores civiles y militares.
En las elecciones generales, realizadas el año anterior, accedió por segunda vez al cargo con más del 60 % de los votos. Sin embargo, la crisis económica internacional, que desembocó en el crack del ´29, afectó el vasto apoyo popular con el que Yrigoyen había iniciado su nueva presidencia.
El país empezó a sufrir una inflación cada vez más intensa, con la consiguiente pérdida del poder adquisitivo del salario y con una drástica caída del gasto público, tal como lo detalla el historiador Tulio Halperín Donghi. El escenario político se fue haciendo cada vez más conflictivo y la oposición comenzó a cuestionar las intervenciones federales a las provincias de Corrientes, Mendoza, San Juan y Santa Fe.
Yrigoyen, con 77 años, vivía en una modesta casa de la calle Brasil al 1000, en el barrio de Constitución. A las 11:30 de la mañana del 24 de diciembre de 1929, subió al auto conducido por su chofer de siempre, Eudosio Giffi, con destino a la Casa Rosada. Junto al presidente se sentó su médico personal, Osvaldo Meabe, y al lado del conductor se ubicó el subcomisario Alfredo Pizzia Bonelli, jefe de la custodia.
El auto del primer mandatario iba, además, seguido por otro en el que viajaba personal policial para reforzar su seguridad. El chofer condujo por Brasil hasta cruzar la calle Bernardo de Irigoyen y al pasar frente al Hotel “Tigre”, ubicado en Brasil 924, una persona apareció de manera sorpresiva y, ubicándose frente al rodado, efectuó cinco disparos contra él.
El conductor zigzagueó para evitar la agresión mientras el subcomisario Pizzia, herido en el abdomen, y los custodios, repelían el ataque. El atacante murió al instante luego de recibir cinco balazos. Luego del atentado frustrado, Yrigoyen bajó del vehículo a media cuadra para ver al agresor, pero los curiosos y los agentes se lo impidieron.
Esa misma tarde, concurrió a la comisaría para ver los restos de su atacante, quien fue identificado como el anarquista Gualberto Marinelli aunque, desde el oficialismo, atribuyeron el atentado a la oposición.
El intento de asesinato del presidente contribuyó a exasperar el clima político reinante caracterizado por un acelerado deterioro de la salud de Yrigoyen, las disputas internas por su herencia política y las actividades conspirativas de sectores civiles y militares, tal como lo señala el historiador Félix Luna.
Todo esto confluyó al año siguiente cuando se produjo en Argentina el primer golpe militar contra un gobierno democrático encabezado por José Félix Uriburu.
Guión de Javier Pasaragua, locución de Pita Fortín y video de Ezequiel Moraña.
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