Irreverente, seductor, más porteño que el Obelisco, con cara de tramposo y ojos de atorrante pero por sobre todas las cosas, querible. Un tipo adorable, más allá de alguna barrabasada que haya dicho, y por lo que siempre pedía disculpas. Marcela Tarrio recuerda a Cacho Castaña desde la redacción de Radio Perfil FM 101.9.
Espacio Publicitario
Comentarios