El 2012 no fue el año del fin del mundo como sugería cierta profecía Maya, pero sí un año de pérdidas y la del enorme Luis Alberto Spinetta fue una de ellas. Perdimos al ídolo, al tipo adorado, pero no a su hermosa obra y su lúcido pensamiento. No solo quedan sus discos sino sus ideas y sus bellas definiciones. Columna de Carlos Piro para Radio Perfil.
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