Wednesday 8 de May de 2024
Perfil

Se viene el pico: Ya no importa la culpa ni la razón

POLITICA | Por Edi Zunino | 13 de May 12:46

Parece que vamos de nuevo, sin remedio. El previsible desborde del coronavirus en los barrios populares porteños y en los geriátricos del AMBA demuestra que no estaba todo bajo control y la política reacciona con los reflejos de siempre: echando culpas, acusando al otro, aferrándose a hermosas razones y valores sacrosantos.

Es que, si no se pelean, la supuesta “ética de la solidaridad” del peronismo y las presuntas ventajas meritocráticas del “trabajo en equipo” macrista pasan a significar absolutamente nada frente al avance de la pandemia entre los carenciados y los adultos mayores, o sea, los benditos “más vulnerables” tantas veces invocados… y vulnerados en silencio. Ahora, epidemiológicamente hablando, no importa tanto que sean pobres ni viejos: importa que son muchos y están amontonados en los confines de un amontonamiento urbano que se impone como síntesis de un país inviable si sigue tal cual está.

En las trastiendas de los despachos oficiales (de todos los despachos, el presidencial, el del jefe de gobierno porteño, el del gobernador bonaerense y los de los intendentes conurbanos) cierta sensación de pánico está dominando el ambiente. El pico de contagios viene marchando justo en el momento en que se empieza a abrir la actividad en varios rubros. Y los que pueden, abren el clásico paraguas del “yo no fui” para cubrirse por si el tiempo ganado con la cuarentena para equipar hospitales y crear otros nuevos se llega a perder todo de golpe por una ola de casos.

Tirarse la pelota no va a resolver nada. Anticipar la lógica de la discusión electoralista clásica sólo sería una pérdida de tiempo imperdonable, porque salir de esta malaria habiendo aprendido algo seria poniéndose a trabajar con mucha fuerza en el rearmado de un país diezmado por el abandono crónico de sus resortes básicos: salud, educación y seguridad como pilares de un modelo productivo que sepa aprovechar la riqueza natural, el talento y la inversión.

Por suerte, en la trastienda de la política, donde manda el pánico, no hay sólo eso. Empieza a abrirse, también una conversación de intenciones estratégicas basadas en una nueva concepción regional y poblacional de la Argentina, donde la desactivación de la bomba del AMBA sea central. 

Lo planteó Roberto Lavagna en la campaña electoral. Lo dice Juan Grabois desde el barro suburbano. Lo está diciendo Sergio Massa. Y no están solos ni tan separados. Es urgente cambiar la agenda. Si no, cualquier remedio va a ser peor que la enfermedad.

 

por Edi Zunino

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