Friday 26 de April de 2024
Perfil

Sarlo, Zannini, Mao y los argentinos

POLITICA | Por Edi Zunino | 17 de May 12:55

Este año se cumplen dos aniversarios muy importantes para la República Popular China: en julio, el Partido Comunista va a celebrar sus 100 años de existencia; mientras que, en septiembre, se cumplen 45 años de la muerte de Mao Zedong, fundador de ese partido, líder de la insurrección que lo llevó al poder en 1949 y venerado como “Gran Timonel” del gigante asiático. Los analistas internacionales dicen que su actual heredero, Xi Jinping, personifica un “nuevo maoísmo” para blindar al país de las ideas occidentales en materia democrática, aunque la China híper-tecnificada de Xi tiene poco y nada que ver con la China básicamente rural de Mao. En este mismo instante, en la localidad de Yan’an, donde el Ejército Rojo recobró fuerzas para la llamada “contraofensiva histórica” de 1935 y sus jefes vivían en cuevas, los turistas se sacan fotos en el camastro que ocupaba Mao.

Esta mañana me dio risa Beatriz Sarlo. La escritora y columnista contó que, finalmente, ya tiene las dos dosis de la vacuna contra el coronavirus y como le dieron la de Sinopharm, hizo un chiste: “A lo mejor, eligieron la vacuna china para mí por mi pasado maoísta”. En efecto, hace medio siglo ya, cuando China era un lugar verdaderamente exótico y lejano, porque Made in China no era nada ni había un súper chino por manzana y encima ni internet, Sarlo era una militante muy aplicada del Partido Comunista Revolucionario, escisión maoísta del PC original, el stalinista, demasiado cerrado para jóvenes de la época con la cabeza más abierta. Varios intelectuales argentinos pasaron por ahí: los escritores Ricardo Piglia, Juan Gelman y Bernardo Kordon, el pintor Juan Carlos Castagnino y, ampliando los límites al Río de la Plata, el uruguayo Eduardo Galeano también tuvo su momento maoísta. Y hasta Charly García pasó por ahí.  Él mismo le contó una vez a la revista Rolling Stone: “Era maoísta. Iba a reuniones en las que estuvieron David Viñas, Federico Luppi y otros intelectuales… Fui a cantar un par de veces a la villa. ¡El Partido Comunista Revolucionario, boludo..! ¡Ja ja ja! Hablaban de cosas como si los rusos le habían dicho a los chinos que no sé qué… Era todo un complot mundial, tremendo, y yo tenía que hacer canciones que hablaran de la realidad, sobre ratearse del colegio…”.

Mediados de los 60 y principios de los 70 eran tiempos de mucha revolución, empezando por la cubana; de mucha guerra fría que de fría tenía poco, como en Vietnam; de avance de los nacionalismos, como el norcoreano de Kim Il Sung, el abuelo de Kim Jong Un; y de la llamada “revolución cultural” china, que comenzó como una renovación y derivó en horrendas persecuciones a supuestos “infiltrados burgueses” en las filas del PC y sus adyacencias.

Beatriz Sarlo contó así su militancia: “Mi compromiso con el PCR era absolutamente total. Yo militaba en la revista ‘Los Libros’ varias horas por día y después me tomaba el colectivo 15 y me iba para el norte a repartir periódicos. Si bien ninguno de nosotros venía de un grupo violento -ni Piglia, ni yo veníamos de hacer violencia guerrillera- sino de grupos marxistas-leninistas, la violencia era nuestro horizonte, es decir, sabíamos que la guerra popular revolucionaria era inevitable. Aunque no éramos terroristas en sentido técnico, sí estábamos en un partido en el que la violencia revolucionaria era un elemento absolutamente inevitable de su concepción política. A mediados del 77 nosotros nos ponemos en contacto con Vanguardia Comunista. Nos dijeron: ‘Con esta iniciativa que ustedes tienen, nosotros ponemos la plata si ustedes quieren sacar una revista nueva’. Se llamó ‘Punto de Vista’. En agosto del 78, cuando estaba sacando su tercer número, los matan a todos, a todo el comité central y a la conducción política, a aquella gente de Vanguardia Comunista con la cual nosotros tratábamos”.

En Vanguardia Comunista, pero en Córdoba, militaba Carlos Zannini. Uno de los maoístas más famosos del momento en aquella provincia era Reneé Salamanca, un sindicalista de base que había cobrado gran protagonismo en el Cordobazo junto a Agustín “El Gringo” Tosco, que era independiente, y Atilio López, que era peronista. En aquella ola de redadas que aniquiló a la conducción de Vanguardia Comunista, cayó preso Zannini. También Gerardo Ferreyra, quien no hace mucho cobró notoriedad como dueño de la empresa Electroingeniería, ligada a la obra pública K y que llegó a ser dueña de Radio del Plata.

El PCR terminó apoyando a José López Rega. Hay veteranos del maoísmo en el grupo piquetero llamado Corriente Clasista y Combativa, que hoy es ampliamente K… Pero bueno: no creo que la Sinopharm tenga nada de todo eso adentro.

 

por Edi Zunino

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