Friday 29 de March de 2024
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Pandemia y poder: la Cepa de Merkel está más extendida que la británica

POLITICA | Por Edi Zunino | 25 de March 13:26

Este año hay elecciones. La imagen del Gobierno está afectada por el manejo controversial de la pandemia, la falta de vacunas, los problemas económicos y, encima, casos de corrupción. A los que crean que estoy recapitulando ciertas obviedades argentinas, les cuento que no: me refiero a Alemania y al duro momento que viven Angela Merkel y su conservadora Unión Demócrata Cristiana.

No se trata de igualar a la Argentina con la principal potencia europea, ni tampoco de tranquilizarnos en el clásico “mal de muchos, consuelo de tontos”. Se trata, sí, de alejar un poco la mirada de nuestras chiquiteces cotidianas para ver más claro desde más lejos lo que de veras nos está pasando y no gastar histeria en chimangos buscando al culpable de que Dios haya dejado de ser argentino.

Ayer decíamos en este mismo espacio que la híper politización de la pandemia nos ha llevado a regodearnos de un modo autodestructivo en un complejo de inferioridad que va en ascenso. Porque si una sociedad partida en dos no hace más que desearse lo peor todo el tiempo y simultáneamente, no puede haber otro resultado que la malformación y el fracaso. Y eso va llevando al desánimo. 

El asunto nada tiene que ver con un problema ideológico en el sentido bélico-clasista que se le daba a la expresión durante el siglo pasado. Acá patalean los más liberales, en Alemania patalean los ecologistas y el centro-izquierda. Las sociedades del planeta entero patalean en todas partes ante una situación que las desborda, Estados que abdicaron del bienestar hace cuarenta años, gobiernos de representaciones escasas o incompletas y oposiciones dispuestas a horadar al rival y crecer a costa de hacer propias las posturas radicalizadas de los sectores menos lúcidos.

Como ninguna otra circunstancia al menos desde que tengamos memoria vívida, esta pandemia puso sobre la mesa todas las debilidades, incongruencias y falsas premisas de todos los sistemas políticos auto consagrados democráticos. Es más: la lógica del “ellos o nosotros” como esencia del electoralismo puro puede llegar a generar los efectos contrarios a los que proclama, agravando la situación de millones de personas concretas.

Vuelvo a Merkel: forzada por los estrategas de campaña de la UDC, tuvo que dar marcha atrás y pedir perdón a los alemanes por haber propuesto confinarse durante la Semana Santa, dado el avance incontenible de los contagios con la aparición de la cepa británica como novedad, mientras faltan vacunas. El arrepentimiento de la canciller germana parece no haberse dado en base a una relectura científica del asunto, sino a la demagogia política para no perder posiciones.

Es que, hasta hoy, todas las decisiones sanitarias tomadas por Angela Merkel habían tenido el sello del reconocido virólogo que encabeza su equipo de asesores: se llama Christian Drosten y hace un año se había convertido en el personaje más popular de su país por el éxito de la estrategia preventiva. Claro que entonces mandaban el miedo y la propensión a la disciplina, mientras que hoy aquello mutó en hartazgo y focos extendidos de rebeldía.

La ambición política puede lograr que se haga lo que no se debe, aunque con la democrática excusa de que fue “a pedido del público”. Ganar, desde esa lógica, se impone como un valor más importante que vivir.

Pero bueno: a la larga, los resultados de las políticas suelen terminar pesando más que los resultados en las urnas. A diferencia de sus dirigentes, la sociedad no está obligada a rendirle cuentas a nadie por sus malas decisiones. La Cepa de Merkel es global.

 

por Edi Zunino

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