Si bien niega ser albertista, considera que en el Poder Ejecutivo existe un real interés en el desarrollo industrial. Cree que los empresarios deben invertir fuertemente en lo inmediato, porque habrá un rebote fuerte de la economía, siempre y cuando “el diablo no meta la cola” y el Congreso no promueva políticas populistas de corto plazo. Asegura que en el entorno presidencial no querían un impuesto a las grandes fortunas. Y plantea que muchos grandes industriales tienen un sesgo ideológico que los hace apoyar a Mauricio Macri, más allá de que sus políticas hayan sido particularmente perjudiciales para el sector.
—Dijiste que 2021 puede ser un año espectacular, ¿por qué?
—Si el diablo no mete la cola, 2021 puede ser espectacular por muchos motivos, internos y externos. Más bajo no podemos estar, ese es un motivo interno más obvio. A partir de ahora tenemos que subir. Al frente del Gobierno hay gente que sabe que la riqueza hay que generarla para poder distribuirla. Los que la generamos somos los argentinos. No viene la plata de afuera, no la generan los bancos. La genera la gente trabajando. Para poner a la gente a trabajar, las fábricas como las nuestras, las automotrices, las plásticas, las industriales en general, tienen que funcionar. En mi empresa dependemos de dos cosas: del consumo y de las condiciones globales. Ahí es donde entra el tercer factor, que es el precio de la soja. El dólar está bajando en relación con otras monedas, mientras que la soja está subiendo. Eso hace que aumenten los dólares que tienen y poseen los argentinos en la Argentina. Hay mucha cantidad de dinero, se dice que hay casi 180 mil millones de dólares. Ese dinero está disponible para comprar productos baratos que producimos en la Argentina. Nosotros estamos haciendo proyecciones de crecimiento. Desde hace un año estamos creciendo. La proyección que hacemos es de no menos de un 20% de aumento de demanda para nuestro producto.
—¿Qué comparación hacés entre ese escenario y el de 2002/2003?
—Es muy similar. Luego de un ciclo de desperdiciar dólares tiene que volver a generarlos. Desde el año 97 en adelante desperdiciamos muchos dólares. También desde 2016 hasta 2019. Nos empobrecimos. La Argentina tiene capacidad de reacción porque tiene un campo que genera riqueza y tiene una industria y una clase media, que pueden generar riqueza cuando se les permite. En los próximos años veremos lo mismo que sucedió entre 2003 y 2007/2008. Se puede malograr con malas decisiones como el impuesto a la riqueza. Me opuse también a la regulación del teletrabajo, que son barbaridades. También a la cantidad de regulaciones y cosas que salen del Congreso, que tienen un tono populista de corto plazo. Son terriblemente malas para el largo plazo.
—Comparaste el impuesto a la riqueza con el que se les cobró a los armenios en Turquía, a los judíos en Polonia
—Soy un estudioso del tema de los holocaustos. Lo digo con conocimiento. En el caso de los armenios, en Estambul en los años 1914 y 1915 eran los que más dinero tenían. Habían crecido por muchas razones, una de ellas el mucho trabajo. Los judíos en Polonia y Alemania habían crecido trabajando mucho. Lo mismo pasa con los ricos en la Argentina. No lo son porque roban, sino porque vienen trabajando desde hace generaciones. En los tres casos sucede porque somos minorías. Somos atacadas por las mayorías democráticas, que no conocen que la democracia no es el sometimiento de las minorías por las mayorías, sino la protección de las minorías por las mayorías. Eso es democracia. El discurso que hubo sobre el impuesto a la riqueza es que son solo 9 mil. Eso de “son solo” seguido de una cifra es algo que se repite en la historia. Es un discurso que empobrece a las naciones, porque los ricos tienen grados de libertad y los usan yéndose.
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