Tuesday 23 de April de 2024
Perfil

Clarín, for ever Clarín y dale con Clarín: la obsesión compulsiva de los K

POLITICA | Por Edi Zunino | 04 de February 13:29

Historia reciente: desde el punto de vista cultural, mediático y generacional, el kirchnerismo se constituyó como identidad política, en gran medida, cuando eligió al Grupo Clarín y a los difusos “medios concentrados” como enemigos preferidos e inseparables de su acción declamativa cotidiana.

Muchos están dispuestos a creer que la cuestión de fondo de la disputa es ideológica y combativa en un sentido setentista o de izquierda o progre o popular. Sin embargo, si se deja de mirar como miope y se aleja un poco la cabeza del asunto, la distancia sirve para comprobar que figuras mundiales de “la derecha” como Donald Trump o Jair Bolsonaro o la golpista boliviana Jeanine Añez, por citar sólo tres ejemplos de este continente y de estos tiempos, consolidaron la eventualidad de sus respectivos poderes confrontando a los medios o a parte de ellos todo el tiempo o en circunstancias cruciales.

Si las políticas se miden por sus resultados, puede llegarse a la conclusión errónea de que Cristina Kirchner y los suyos fueron salvajemente autodestructivos al absolutizar al enemigo bajo una marca corporativa. La verdad es que, desde la especulación pequeña que rige las construcciones políticas ensimismadas, los K ganaron pese a perder las elecciones de 2015 y no poder colocar a CFK como cabeza de fórmula en 2019. Y ganaron, pese a que, ni bien asumió, Mauricio Macri congeló la Ley de Medios y le concedió Telecom al holding de la calle Piedras.

¿Cómo es esto? ¿Ganaron perdiendo? No, el tema es así: ganaron los dos. El multimedios, en negocios y audiencia (al consagrarse como representación simbólica del anti-kirchnerismo permanente). Y ganó Cristina, en política y también audiencia (en su caso, un 30% de votos aparentemente de fierro). Podríamos hacer otra nota sobre las obsesiones de la agenda clarinista, titulada: “CFK, for ever CFK y dale con CFK”.

La guerra K-Clarín, que ya aburre un poco, es una puja desigual. Clarín no va a elecciones. CFK no cotiza en Bolsa. Corren por cuerdas separadas, aunque discuten en el mismo escenario simbólico.

De todos modos, son los K quienes tienen más para perder. Y los que, al parecer, razonan menos. La cerrazón en el “enemigo absoluto”, incluso con cuestionamientos acertados o hasta justos, deja demasiado en evidencia la posibilidad de que, en el fondo, el conflicto principal con los medios pasa por la urgencia en tapar chanchullos. Claro que no todo lo que se dice de los kirchneristas es cierto, pero lo poco que no pueden explicar alcanza y sobra para ensuciarlos con razón.

Por otro lado, los artistas, intelectuales, periodistas y sindicalistas que firmaron la solicitada de estas horas contra Cablevisión/Fibertel por transgredir un decreto presidencial tarifario, no sorprende ni sensibiliza a nadie. Desde la lógica comunicacional que el propio kirchnerismo se encargó de construir, la de los buenos y los malos, esa acción sólo se suma al ruido dominante. Se trata de un ruido previsible. Casi, casi, diría que no hace falta leer ni escuchar a los firmantes para saber lo que van a decir.

Una pena, porque a veces tiran verdades.

 

por Edi Zunino

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