El gigantesco complejo que supo ser la residencia real francesa durante más de 100 años no estuvo exenta de historias curiosas y un tanto aterradoras.
Lo curioso del caso que veremos a continuación es que el relato no fue hecho por cualquier persona, sino por dos académicas inglesas, una docente de Oxford y su ayudante, que aseguraron haber viajado en el tiempo durante una visita al edificio.
En agosto de 1901, Eleanor Frances Jourdain y Charlotte Anne Moberly fueron como turistas al Palacio. Primero recorrieron la galería de los espejos y el palacio de Luis XIV, y luego fueron hacia el Petit Trianon.
Lo que cuentan las mujeres fue que cuando llegaron al parque el cielo se cubrió como si se estuviera por largar una tormenta. Lo primero que les llamó la atención fue la forma en que iban vestidos los que ellas creyeron que eran los jardineros, pues a pesar del calor llevaban abrigos largos y sombreros triangulares. Luego, se dieron cuenta que las personas que habían visto estaban vestidas de igual manera que los guardias suizos de María Antonieta.
Después, una de ellas logró ver a una niña acompañada de una mujer, ambas con atuendos antiguos. Lo extraño es que otra vio solamente a la mujer y que se parecía muchísimo a un retrato de la mismísma María Antonieta, pintado por el sueco Adolf Wertmüller.
Al rato, pasaron por una suerte de pabellón chino, al que ellas creyeron que era el denominado "Templo del Amor". Allí, se cruzaron con un hombre con marcas de viruela y, una vez más, con ropas fuera de época. Después de su experiencia, las mujeres opinaron que ese hombre era idéntico al Conde de Vaudreuil.
Después, llegaron a una puerta que se abrió, en donde las invitó a pasar un joven a lo que parecía ser la celebración de una boda.
Estos y muchas otros eventos extraños las dejaron completamente perplejas, y se animaron a hablar entre ellas sobre lo vivido unos días después. Y si bien a los pocos años volvieron a recorrer Versalles, se encontraron con varios lugares y espacios que, o no estaban, o que les parecían diferentes. Por ejemplo, al llegar al Petit Trianon, se dieron cuenta que un puente que habían cruzado ya no estaba. Y además, la puerta por la que habían tenido acceso a la "boda" estaba clausurada hacía mucho tiempo.
Luego de mucho pensarlo, decidieron contar su experiencia en un libro titulado "Los fantasmas de Versalles", y aunque lo hicieron en principio bajo un seudónimo, al conocerse sus nombres fueron objeto de numerosas burlas. Sin embargo, otras personas se tomaron el relato en serio, y algunas interpretaron que lo que ellas habían visto era una especie de resabio de la memoria de la mismísima María Antonieta.
Ah, ¿y recuerdan el pabellón chino por el que las académicas aseguraron pasar? En 2013, el escritor y conductor de radio Franck Ferrand comentó que, a pesar de las burlas que recibieron estas docentes, se encontró una pista que desconcertó a más de uno. Más de 50 años después de la publicación del libro, se descubrieron, en la Biblioteca Municipal de Versalles, unos planos que presentaban un pabellón chino exactamente igual al que ellas habían descripto a principios del 1900.
Creer o reventar.
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