Thursday 28 de March de 2024
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Todos queremos ser felices, ¿podemos?

PODCASTS | Por Paula Cabalén | 27 de May 15:00

Muchas veces pensamos que la felicidad es algo que simplemente ocurre o no; de la cual no tenemos control. Se suele conectar la idea de felicidad con la situación en la que nos encontramos, por ejemplo: “si sucede tal o cual cosa seré feliz”.

Sin embargo, la felicidad no sucede de esa forma. Existen investigaciones que indican que sólo el 10% de la felicidad de una persona depende de la situación externa. 

Sonja Lyubomirsky, en su exhaustivo estudio de esta materia ha encontrado que existen tres grandes áreas de la realidad humana que predicen la felicidad: los genes, las circunstancias y la actividad deliberada. 

Los genes marcan la línea base o valor de referencia de la felicidad de una persona, y predicen hasta un 50 por ciento de la felicidad de la persona. 

Entonces, ¿quiere decir esta elevada cantidad que nuestra felicidad está completamente predeterminada al nacer? Pues no, si bien el valor de referencia va a ser el punto inicial desde el que partamos, la manifestación o no de esta potencialidad, va a depender del estado de las siguientes dos áreas a describir, el restante 50 por ciento de nuestra felicidad no está determinado al nacer.

Aunque resulte paradójico, todos los datos señalan que las circunstancias vitales como el estado socioeconómico, experimentación de problemas o traumas, entre otras, sólo determinan un 10 por ciento de nuestra felicidad. Así pues, tras la influencia genética y de las circunstancias, ¿qué nos queda? 

¿De dónde proviene nuestra felicidad?

La felicidad depende de la personalidad. Algunas personas son naturalmente felices, como si nacieran así, eso hace más fácil lograr la felicidad en su vida.

Están las que tienen tendencia a la negatividad, el mal humor, el pesimismo. Eso han aprendido en su entorno y así viven sus vidas sin preguntarse qué pueden hacer al respecto.

La decisión de ser feliz o no depende de nosotros. Esto significa que todos podemos ser felices.

Los investigadores han demostrado que más de la mitad de la felicidad depende de cosas que están bajo nuestro control. 

¿De qué depende?

Gran parte depende de nuestra actitud, la manera en que vivamos nuestra vida y los hábitos que tengamos.

Beneficios de las personas felices:

  • Logran sentirse exitosas. 
  • Logran sus metas.
  • Tienen mejor salud.
  • Viven más años.
  • Tienen mejores relaciones.
  • Aprenden más y mejor.

Algunos consejos para poner en práctica y generar hábitos para tener una vida feliz:

  • Toma consciencia de quien eres. Las personas que logran conocerse viven una vida más feliz. Trabaja en ser auténtico/a y conocerte.
  • Aprende a poner límites.
  • Practica la gratitud. Puedes ver alguno de mis retos en mi página web para aprender a hacerlo como hábito.
  • Perdona. Cambia la percepción de cómo te sientes respecto a una situación o persona. Identifica el enojo o la emoción que se despertó, reconoce la emoción y aprende a gestionarla.
  • Reconoce que tienes opciones. No puedes controlar los acontecimientos, pero sí tu forma de percibirlos y responder.
  • Descansa. Duerme las horas necesarias.
  • Muévete. Haz ejercicio, está comprobado científicamente que hacer ejercicio te hace más feliz.
  • Manten tu espacio ordenado. 
  • Escucha música alegre. 
  • Toma sol. Siempre protegiéndote.
  • Rodéate de personas positivas. No te enganches con la negatividad de otras personas. 
  • Celebra tus logros. 

Para Aristóteles, la felicidad es el fin que busca todo ser humano, el bien es el mayor deseo que guía a todas las acciones humanas.

¿Cómo alcanzar la felicidad según Aristóteles?

En su libro Ética a Nicómaco, identifica tres formas de vida que buscan la felicidad:

  1. Guiada por el placer que se encuentra en la satisfacción de los impulsos.
  2. La vida política, en la que el individuo busca la felicidad a través de los honores, las grandes hazañas y las riquezas, como si ser feliz dependiera de la aprobación del otro.
  3. La contemplación, la forma más alta de vida. Entendiendo que la vida es un fin en sí mismo. No se necesita de nada externo.

 

por Paula Cabalén

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