Resulta común en las series de época como Bridgerton o Versalles, ver lunares en las caras de los miembros de la realeza y la plebe. Hay un significado detrás de cada “mouche” o mosca, como se le llaman a los lunares falsos en francés, dependiendo de su ubicación y forma.
A finales del siglo XVII la viruela causó estragos en Europa, acabando con 500 millones de vidas a lo largo de 100 años, dejando huellas imborrables en la memoria y en la piel. Las cicatrices empezaron a ser cubiertas por la mujer romana, con piezas negras hechas de seda, satén y tafetán, y más adelante se convirtieron en un ítem de moda unisex.
A medida que las tendencias de maquillaje se esparcían por Europa, las mouches tuvieron gran acogida en la corte francesa e inglesa. Se desarrollaron códigos según su ubicación; lunar al lado derecho para la mujer casada, al lado izquierdo comprometida o viuda, en la esquina del ojo amante o en búsqueda de placer y cerca a la boca soltera y disponible. También había una ubicación para los lunares de los miembros de la realeza y las trabajadoras sexuales.
Pero no solo adquirió un significado de códigos de atracción, en Inglaterra por ejemplo, el lado del lunar simbolizaría el partido político afín, y en Francia una de las cortesanas más famosas y amantes del Rey Louis XV, Madame de Pompadour, señalaba con sus lunares las diferentes posiciones de las fuerzas militares, dando información privilegiada gracias a las mouches.
La moda de los lunares postizos fue disminuyendo, pero quedó muy marcada a finales del siglo XVIII en trabajadoras sexuales y damas de compañía. Más adelante artistas de Hollywood como Marilyn Monroe, Madonna, Roger Moore y Cindy Crawford, revivieron la sensualidad del lunar, algunos resaltando sus marcas de nacimiento y otros creando su sello personal.
por Sara González Velásquez
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