No me digan que la imagen no es de película. El hombre, de turbante albirrojo y súper custodiado, desciende del vuelo privado directo desde los Estados Unidos en el aeropuerto de zona montañosa, donde lo espera otro caballero. Montan un helicóptero y se van a jugar al golf en los links con mejor paisaje de ese lejano país sureño. Caminan, con los caddies y los guardaespaldas a prudente distancia. Hablan. Ríen. Por fin, vuelven al helicóptero y se trasladan a una estancia bastante próxima, para reunirse con el anfitrión, que es un enigmático magnate inglés. En los saludos, hacen alusión al “paraíso”. Cómo que no.
Cualquiera de los tres podría ser el protagonista de la película, según quién ponga el foco. Pero no es ninguna película. El aeropuerto es el de Bariloche, en esta remota Argentina. El de turbante es Yasir Al-Rumayyan, gobernador del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita. Su partenaire golfístico se llama Mauricio Macri, a quien todos conocemos. Y el estanciero es Joe Lewis, el polémico dueño virtual –e ilegítimo- del Lago Escondido, en Villa La Angostura.
Dicho fondo de inversión está rodeado de un sinfín de controversias, incluso en un terreno muy familiar para Macri, como es el fútbol, más aún hoy que está en la Fundación FIFA: es propietario del Newcastle United, el club que está dispuesto a superar en estos días una primera oferta de 30 millones de euros, rechazada por el Sevilla, por el pase del crack brasileño Diego Carlos. También se lo vincula a cuestiones más negras: según Página/12 de hoy (que dio la primicia del viaje), se sospecha que estuvo relacionado con el asesinato de un periodista.
A Lewis también lo rodean las intrigas. Este verano estuvo muy movido en el entorno de sus campos, porque crecieron las protestas al mantener “secuestrado” el lago y los manifestantes, incluso, denunciaron represión.
Macri no la pasó mal. Sus vacaciones combinaron a la perfección los paseos distendidos en familia con reuniones que podríamos catalogar de “vuelo” político, ya que en el PRO todo sucede entre halcones y palomas.
Seguro, el fútbol habrá sido tema de conversación entre el saudita, el británico -que es hincha del Tottenham- y el amigo boquense de Gianni Infantino. ¿Y de negocios? ¿Y de política? Lo único que tenemos, por ahora, es una imagen de película.
por Edi Zunino
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