Alberto está solo, rodeado de mucha gente, pero aislado. Huésped silencioso de las residencias oficiales, vive más de prestado que nunca, en calidad de okupa de la Rosada y Olivos. Tal como lo descalificó, a micrófono abierto, una diputada de su propia coalición, que en realidad nunca lo fue.
Esto no es una coalición, es apenas el fideicomiso político de un montón de peronistas a quienes individualmente no les alcanzaba el capital electoral ni para ganarle al menguante Macri.
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