El estallido fue resultado del malestar de la población por la crisis económica y por la reciente derrota militar frente a Japón.
A comienzos del siglo XX, Rusia había alcanzado cierto grado de industrialización por lo que existía un movimiento obrero incipiente que, frente al hambre y al desempleo, empezó a protestar. La mayoría de las fuerzas políticas que reclamaban no pretendían terminar con el régimen zarista, sino más bien la posibilidad de que el gobierno contemple algunas demandas.
El 9 de enero de 1905, unas doscientas mil personas, entre obreros, campesinos, mujeres y niños, se dirigieron pacíficamente al Palacio de Invierno, la residencia del Zar en San Petersburgo. Buscaban que se convocara a una asamblea constituyente, mejoras salariales, jornadas de ocho horas y libertad de sindicalización.
La respuesta del zarismo fue una violenta represión, con más de mil muertos, hecho que pasó a la historia con el nombre de "Domingo Sangriento".
La reacción se materializó en una oleada de protestas aún mayores, acompañada de la paralización total del sistema productivo como consecuencia de las huelgas y motines. En San Petersburgo y Moscú surgieron las primeras asociaciones de obreros y campesinos, los llamados "Soviets".
En junio, los marineros del acorazado Potemkin se sublevaron contra sus oficiales, extendiéndose el motín hacia otras unidades de la marina y del ejército. En octubre, se produjo la “Gran Huelga” que paralizó la capital durante días. No circularon tranvías y no operaron telégrafos, ni teléfonos.
El 13 de ese mes, se sumó una huelga general de los ferrocarriles que llevó a que no circulara ningún tren en todo el Imperio Ruso. Al día siguiente se le presentó al zar el llamado “Manifiesto de Octubre”, en donde se pedía la legalización de los partidos políticos, el sufragio universal y el establecimiento de la Duma Imperial Rusa.
El zar finalmente accedió a firmarlo, tres días después, al entender que tenía pocos efectivos militares disponibles para frenar un posible ataque al Palacio de Invierno. Sin embargo, al poco tiempo se arrepintió de la rúbrica, aduciendo que lo había hecho bajo presión. Los grupos revolucionarios fueron disueltos, aunque las protestas volvieron al año siguiente.
No obstante su aparente fracaso, los hechos de 1905 tuvieron gran relevancia por servir de ensayo general para la revolución del 17.
14 de octubre de 1905 se realizó una huelga general en Rusia, que marcó el inicio de la primera revolución. La historia también es noticia en Radio Perfil.
Guion Javier Pasaragua
Locución Pita Fortín
Edición Axel Pfeifer
por Radio Perfil
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