La canasta básica alimentaria en doce meses subió 55% y la canasta básica total subió más del 50% para el mismo período de tiempo.
Esto refleja el incremento de precios en productos esenciales. Hay un desfasaje entre el precio de los alimentos y el salario de al menos 20 puntos afectando al poder adquisitivo. El consumo de carne está en el nivel más bajo históricamente junto con el consumo de lácteos.
En agosto una familia tipo necesitó casi $30.000 para alimentarse mínimamente y casi $69.000 para no caer bajo la línea de pobreza, cuando el salario promedio en la Argentina no llega a los $50.000. Indudablemente este argumento explica lo que sucedió en las elecciones en un año donde la actividad económica sufrió un fuerte revés.
por Fernando Nolé
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