Fue ordenado por el presidente Harry Truman, con el objetivo de lograr la rendición japonesa y darle fin a la Segunda Guerra Mundial. Hiroshima era, por ese entonces, una ciudad de cierta importancia industrial y militar, constituyendo una base de abastecimiento y logística para la milicia japonesa.
El bombardero Boeing B-29 “Enola Gay” comandado por el coronel Paul Tibbets, despegó desde la base aérea de North Field, en las Islas Marianas, y realizó un vuelo de seis horas hasta Japón, escoltado por otros aviones. A las 8 de la mañana, el sistema de radares japonés detectó los B-29 acercándose a Hiroshima, por lo que las estaciones de radio emitieron una alarma para que los habitantes se refugiaran. La bomba nuclear construida con uranio-235, a la que llamaron “Little Boy”, fue soltada sobre Hiroshima apenas 15 minutos después, detonando justo encima de la Clínica Médica de Shima.
La detonación creó una explosión equivalente a 16 kilotones de TNT y se estima que instantáneamente la temperatura se elevó a más de un millón de grados centígrados, incendiando el aire y creando una inmensa bola de fuego. Mientras el Enola Gay se alejaba a toda velocidad de la ciudad, el capitán Robert Lewis, copiloto del bombardero, comentó: “Dios mío, ¿qué hemos hecho?”. A la media hora, empezó a caer una lluvia negra, llena de polvo, hollín y partículas altamente radiactivas.
Por esta acción, Estados Unidos se convirtió en el único país en la historia en utilizar energía atómica sobre una población civil. Dos días después realizó el segundo bombardeo atómico, esta vez sobre Nagasaki. Murieron en total 246 mil personas, aunque solo la mitad falleció los días de los bombardeos. El 20 % de las víctimas fatales murieron por enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación como ser leucemia y distintos tipos de cáncer.
Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, el 15 de agosto, Japón anunció su rendición incondicional a los Aliados, lo que dio por concluida la guerra del Pacífico y, por tanto, de la Segunda Guerra Mundial. El objetivo del ataque se cumplió, pero a un costo inconmensurable.
El 6 de agosto de 1945 Estados Unidos realizó el primer bombardeo atómico en Hiroshima.
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Guión de Javier Pasaragua y locución de Pita Fortín.
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