El vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya partió del Aeropuerto de Carrasco el 12 de octubre del 72 con los integrantes del equipo de rugby Old Christians Club de Montevideo acompañados por familiares y amigos. Tenían programado jugar un partido contra el equipo inglés Old Boys Club en Santiago de Chile, pero un frente de tormenta sobre la cordillera los obligó a detenerse durante la noche en Mendoza.
En la mañana siguiente las condiciones sobre los Andes no habían mejorado, pero se esperaban cambios para las primeras horas de la tarde. Al cruzar la cordillera, el teniente coronel Dante Lagurara, copiloto de la aeronave, creyó erróneamente que habían llegado a Curicó, Chile, a pesar de que las lecturas de los instrumentos indicaban lo contrario. Mientras las nubes impedían la confirmación visual de la ubicación, la aeronave comenzó a descender abruptamente, chocando contra una montaña y perdiendo ambas alas y la cola.
El resto del fuselaje se deslizó más de 700 metros, tal como lo contó Fernando Parrado. Los sobrevivientes quedaron atrapados en las montañas nevadas a casi 4 mil metros de altura, sin comida suficiente, sin agua, sin vestimenta adecuada y soportando temperaturas de 30 grados bajo cero. Cuatro aviones del Servicio de Búsqueda y Rescate Aéreo de Chile registraron la zona esa tarde hasta que oscureció. Al día siguiente, aviones de Argentina y Uruguay se sumaron a la búsqueda.
Si bien algunos vuelos pasaron cerca de la ubicación del avión caído, no lograron verlo y las duras condiciones climáticas dieron pocas esperanzas de encontrar a alguien con vida. Así lo detalló Carlos Páez. Al décimo día, los sobrevivientes se enteraron, a través de una pequeña radio, que la búsqueda había sido suspendida al dárselos por muertos.
Ante la escasa comida, la prácticamente nula vegetación y la ausencia de animales para cazar, recurrieron a la antropofagia para no morir. Sabiendo que la salvación quedaba en sus manos, dos de los sobrevivientes lograron, con un enorme sacrificio, cruzar a pie la cadena montañosa de los Andes.
Luego de 10 días, se toparon con el arriero Sergio Catalán, quien buscó ayuda de inmediato y regresó con un grupo de rescate dos días antes de la navidad del 72. En el 2006, las familias de los pasajeros del vuelo 571 construyeron un obelisco negro en el lugar del accidente y crearon la Fundación Viven para preservar la memoria de las víctimas.
El 23 de diciembre de 1972, luego de 73 días, son rescatados los 16 sobrevivientes de la tragedia aérea de los Andes. La historia también es noticia. Radio Perfil.
Guión de Javier Pasaragua y locución de Pita Fortín.
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