El 2 de enero de 2002, el entonces senador Eduardo Duhalde fue elegido presidente de la Nación por la Asamblea Legislativa, con 262 votos a favor, 21 en contra y 18 abstenciones. Atrás quedaba la renuncia al Poder Ejecutivo de Fernando De La Rúa y las fugaces presidencias provisionales de Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saa y Eduardo Camaño. Días antes, Argentina había declarado la suspensión de los pagos de su deuda soberana por 102 mil millones de dólares.
El mandato de Duhalde duraría hasta el 10 de diciembre de 2003, esto es, hasta completar los cuatro años correspondientes a la presidencia de la Alianza. El país sufría una grave crisis social, institucional y económica por lo que el nuevo mandatario llamó a un gobierno de unidad entre todas las fuerzas políticas. El 6 de enero, Duhalde decidió darle fin a la “Ley de Convertibilidad”, un peso, un dólar, que había estado en vigencia durante diez años, por lo que, en cuestión de días, la moneda local perdió gran parte de su valor.
El Ministerio de Economía dictó la pesificación de los depósitos en moneda extranjera, por la cual todos los saldos bancarios en dólares se convirtieron a pesos al tipo de cambio oficial, medida que hizo que muchos ahorristas recurrieran a la Justicia. Al mismo tiempo, subían los índices de inflación, desempleo y pobreza. La calidad de vida de los argentinos se redujo y muchas empresas cerraron o se declararon en quiebra.
A principios de noviembre, habían fracasado los últimos contactos mantenidos en Washington por Roberto Lavagna con la cúpula del FMI y el Tesoro norteamericano. En ese marco, Argentina entró en default con el Banco Mundial al no pagar un vencimiento de 805 millones de dólares. Durante la mañana del 14 de noviembre, el titular de Economía le informó oficialmente al vicepresidente del Banco Mundial, David de Ferranti, que sólo se pagarían 79 millones de dólares en concepto de intereses por esa deuda.
En la carta que le envió al titular del Banco Mundial, James Wolfensohn, Lavagna justificó el pago parcial al afirmar que continuar usando las reservas monetarias sería riesgoso para la estabilidad económica, política y social de la Argentina.
Guión de Javier Pasaragua y locución de Pita Fortín.
por Radio Perfil
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