El 13 de noviembre de 2002 el petrolero griego «Prestige» naufragó y provocó una mancha de fuel de 37 kilómetros de largo frente a las costas de Galicia.
El Prestige era un petrolero de bandera griega que navegaba desde el mar del Norte hacia Gibraltar con 77 MIL toneladas de petróleo en sus bodegas.
En el momento del accidente, el barco atravesaba las aguas del océano Atlántico, frente a la costa de Galicia, en el noroeste de España.
A principios de noviembre, el Prestige había comenzado a sufrir problemas técnicos, y el 13 de noviembre sufrió una grave avería en su casco.
La situación empeoró cuando el buque comenzó a emitir señales de alerta debido a la amenaza de hundimiento y a una fuga de petróleo.
El barco, ya dañado, fue desviado hacia el mar abierto para evitar que la mancha de petróleo llegara a las costas, una decisión que posteriormente sería muy criticada.
Los esfuerzos por remolcarlo o repararlo fueron en vano.
Durante las siguientes horas, el Prestige continuó liberando petróleo, y finalmente, en la tarde del 19 de noviembre de 2002, el buque se partió en dos y se hundió a unos 250 kilómetros de la costa de Galicia, liberando más de 13 MIL toneladas de crudo.
Este accidente tuvo efectos devastadores sobre el medio ambiente y la economía de la región.
La mancha de petróleo se extendió a lo largo de las costas gallegas, afectando áreas naturales protegidas y playas de gran valor ecológico y turístico.
La marea negra resultante de la fuga de petróleo causó la muerte masiva de peces, aves marinas y otros animales marinos.
La fauna local, como delfines, focas y aves migratorias, sufrió un daño irreversible debido a la contaminación del agua y las playas.
Las autoridades españolas y portuguesas desplegaron enormes esfuerzos de limpieza, con miles de personas participando en las tareas de limpieza de las playas y la recuperación de los recursos naturales dañados.
Los daños fueron extensos y de larga duración, y la recuperación de las zonas afectadas llevó años.
Además de las consecuencias ecológicas, el desastre tuvo un fuerte impacto en la economía local, especialmente en la pesca y el turismo, que se vieron gravemente afectados por la contaminación.
La región de Galicia, dependiente en gran medida de estos sectores, enfrentó una crisis económica como consecuencia del desastre.
El 13 de noviembre de 2002 el petrolero griego «Prestige» naufragó y provocó una mancha de fuel de 37 kilómetros de largo frente a las costas de Galicia.
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