Friday 26 de April de 2024
Perfil

Carlos VI, el bien amado y loco

PODCASTS | Por Lucas Boltrino | 26 de June 10:00

El primer hijo de Carlos V de Francia y Juana de Borbón nacido en 1368 tuvo una infancia llena de responsabilidades, ya que a los 11 años le tocó la no menor tarea de suceder a su padre en el trono.

Se ganaría su tristemente célebre apodo en 1392 cuando protagonizó un hecho que quedaría marcado en los relatos de la época.

Resulta que un amigo suyo, Olivier V de Clisson, fue víctima de un intento de asesinato, y aunque sobrevivió, Carlos quería castigar a quien pretendió cometer el crimen, que era un señor feudal llamado Pierre de Craon que se logró refugiar en Gran Bretaña.

El joven rey realizó una expedición el 1 de julio de ese año que se extendió por varias semanas. Durante una mañana, un enfermo de lepra vestido con harapos llegó corriendo hasta el castillo del monarca e intentó frenarlo.

A su vez, gritaba "¡No cabalgue más, noble rey!¡Dé la vuelta! ¡Está siendo traicionado!" mientras perseguía al cortejo real.

El momento pasó. La compañía salió del bosque al mediodía. Un paje que estaba medio dormido dejó caer la lanza de Carlos con tanta mala suerte que golpeó fuertemente el acero del casco que tenía otro paje.

Frente a esto, Carlos sacó su espada y montó en su caballo al grito de "¡A la carga contra los traidores! ¡Desean entregarme al enemigo!".

Fue ahí cuando el rey de Francia atacó a sus propios caballeros e incluso a su chambelán personal.

Fue cuando un grupo de soldados lo pudo bajar de su montura que el joven se calmó para caer en un profundo coma.

Para cuando sucedió esto, Carlos había matado, al menos, a un caballero de su séquito.

Este el primero de una larga serie de ataques que el joven monarca tendría a lo largo de su extenso reinado.

Un año después, en 1393, el gobernante no podía recordar su nombre, no sabía qué puesto ocupaba y huyó de su esposa, Isabel de Baviera, como si de un fantasma se tratase. Además, hablaba de personas ya fallecidas como si siguieran vivas.

Como si fuera poco, asustaba a los súbditos de sus palacios aullando como un lobo y se llegó a bañar durante meses.

Asimismo, otros registros de la época aseguran que Carlos sufrió una serie de alucinaciones que le hacían creer que estaba hecho de vidrio, lo que comúnmente se conoce como "delirio de cristal".

Durante gran parte de su reinado, y con sus constantes ataques, se encargaron de las funciones de gobierno su hermano Luis y su tío Felipe. Pero, a pesar de todo, no pudieron evitar que Carlos protagonizara una de las más grandes tragedias a causa de sus brotes, “el baile de los ardientes”.

por Lucas Boltrino

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