El organismo indicó que la falta de comercios de cercanía, el temor a salir a las calles, el cierre de negocios y los efectos económicos del virus fueron algunos de los factores que afectaron la forma de adquirir comestibles durante el aislamiento.
Por su parte, la investigadora de INTA Castelar, Trinidad Soteras, señaló que "el mayor problema fue el temor que demostraba la gente hacia el contagio a través de la manipulación de los alimentos".
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