El procedimiento estuvo a cargo del odontólogo estadounidense William Morton. Ese día, concurrió a su consulta el chelista Eben Frost aquejado por una fuerte infección que le producía un dolor de muelas, Cuando el paciente despertó de la anestesia, le aseguró a Morton que no había sentido ninguna clase de dolor.De esta manera Morton y su asistente, el doctor Hayden, confirmaron el éxito de la intervención. Al otro día la noticia fue tapa del Boston Daily Journal.
Morton se dirigió al cirujano jefe del Hospital General de Massachusetts en Boston, John Collins Warren con la petición de llevar a cabo una demostración pública de su método frente a médicos y estudiantes de medicina. Warren hizo que un paciente de 20 años que padecía tuberculosis, inhalara los vapores desde una esfera de vidrio, especialmente confeccionada para este efecto y que contenía en su interior una esponja embebida en éter.
Tras un estado inicial de excitación, el paciente se durmió. Entonces Warren en cinco minutos extirpó un tumor superficial congénito, bajo el maxilar inferior en el lado izquierdo del cuello del paciente. A este suceso se le considera como el momento del nacimiento de la anestesiología moderna. Morton intentó ocultar la sustancia activa que había utilizado. Pocas semanas después, durante una operación el 7 de noviembre de 1846, fue obligado por su auditorio a revelar el secreto.
Se llegó a una disputa judicial sobre la patente. Los costos de esta pelea arruinaron a Morton por lo que no recibió las regalías esperadas por patentar su invento. Después de casi veinte años de procesos judiciales, Morton falleció empobrecido.
El 30 de Septiembre de 1846 se empleó por primera vez el éter como anestesia.
La historia también es noticia. Radio Perfil.
Guión de Ramiro Zárate. Locución de Pita Fortín.
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