Dolores Reyes nació en Buenos Aires en 1978. Estudió en el Normal 10, el Profesorado de Enseñanza Primaria, y Griego y Culturas Clásicas en la Universidad de Buenos Aires. Es madre de siete hijos. Acerca de la escritura y la maternidad, dijo «es difícil hacerse del tiempo con tantos niños y tantas actividades, pero trato de levantarme antes que nadie, hacerme un café y escribir. Al respecto podemos recordar la situación de Raymond Carver en La vida de mi padre: “Durante esos feroces años de paternidad usualmente no tenía tiempo, o corazón, para pensar en un trabajo de cierta duración. Las circunstancias de mi vida, “su apretón y su barullo” en la expresión de D.H. Lawrence, no lo permitían.Las circunstancias de mi vida con esos niños dictaban otra cosa.”
Una de las lecturas con las que podemos emparentar a Cometierra es la entrañable novela de Harper Lee Matar a un Ruiseñor, novela que algunos secundarios solían proponer en su currícula.Los puntos de contacto son varios, pero tomemos el género literario al que podemos adscribirlas. En todo sentido ambas son novelas de aprendizaje. Ambas novelas tienen como marco la muerte de la madre de un par de hermanos.
En Matar a un Ruiseñor, Scout y Jewell, la niña y su hermano han quedado al cuidado de su padre, el bello Cary Grant de la película homónima. En Cometierra, después del crudo entierro de la madre del personaje - Cometierra - y de su hermano Walter, ellos quedan por pocos días al cuidado de la tía paterna quien los abandona ante la primera visión de Cometierra por la desaparición de la seño Ana, visión que Cometierra representa en un dibujo :“ Era la seño Ana, la cara así, como me la acordaba yo, pero no como cuando estaba en la escuela. Yo la había dibujado como la tierra me la mostró: desnuda, con las piernas abiertas y un poco dobladas para los costados, que hacían parecer su cuerpo más chico, como si fuera una ranita.”
A partir de este dibujo que marca un momento iniciático Cometierra no volverá a la escuela, tema que preocupa a su hermano. “El Walter nunca me decía nada. Al mediodía traía algo para que comiéramos juntos y volvía a arrancar para el taller. Estaba preocupado porque había dejado la escuela, pero más que preocuparse no podía hacer. La mitad de los chicos del barrio la habían dejado. Pero yo ni trabajaba ni me había quedado embarazada. No hacía nada más que estar tirada y pasar un poco la escoba como para evitar que algo, no sé qué nos invadiera”.
En toda novela de aprendizaje el sujeto en cuestión, el aprendiz tiene un mentor , un guía , un maestro, un Segundo Sombra. Es en esta novela importante recalcar que la mentora y guía de Cometierra es la Señorita Ana . La protagonista guía su vida a partir de sueños recurrentes con su ex maestra. La Seño Ana acompaña todo el proceso de la protagonista aún después de su desaparición.
“Esa noche soñé con la seño Ana. No sé si fue la primera vez que soñé con ella o si me había olvidado de los otros sueños, pero de ella, nunca. Aunque los años hubieran pasado y yo crecido un montón, esa noche la vi mucho más alta que yo, como siempre.Me preguntaba desde arriba por las otras pibas de mi grado. Yo le decía que me había cruzado con alguna en el almacén o le contaba algo que me había dicho el Walter, porque yo no las veía.Comíamos girasol y la seño me iba preguntando una a una por todas…”
Desde esta lectura, la novela de Dolores Reyes rinde un esclarecido tributo a la Escuela. Esa escuela que entiende en primera instancia los pasos de Cometierra, esa escuela que está presente como marco de referencia para todo el entorno de estos pibes, esa escuela que aún está presente con su inmensa falta. Porque aún desapercibida, existe. La Escuela.
Elisa Salzmann
para Radio Perfil
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