Thursday 9 de May de 2024
Perfil

Horacio Rodríguez Larreta: "La gente nos votó para ser oposición a Milei o a Massa"

PODCASTS | Por Jorge Fontevecchia | 08 de November 16:29

Tras la derrota en las PASO, el Jefe de Gobierno saliente de la Ciudad de Buenos Aires está en proceso de duelo, asumiendo ese golpe emocional. De regreso al escenario político, que en JxC está en pleno proceso de reconstrucción luego de quedar fuera del balotaje y de la ligereza de Macri y Bullrich en apoyar a Milei, Larreta se toma el tiempo para reflexionar y tratar de entender cómo de los vaticinios que lo daban como el próximo Presidente, pasó al trago amargo de asumir una derrota estrepitosa. Ahora piensa en qué rol le tocará jugar después del 11 de diciembre.

¿Qué significó pasar de ser la persona que todo el mundo consideraba que era el presidente cantado de la Argentina, a perder en las elecciones primarias? 
Fue un golpe duro. Tenía toda la ilusión, toda la expectativa, me venía preparando hace mucho tiempo, muchos años. Tengo mucha experiencia pública que creo que es valiosa, y en los últimos años, estudiando mucho los temas nacionales, recorrí el país, habré dado tres o cuatro vueltas por el país, siempre con inquietud de aprender. Tenía una gran ilusión, una convicción de que el camino para sacar la Argentina adelante es a partir de un acuerdo amplio, como siempre dije en la campaña, en base al diálogo, en base al consenso, terminando con las agresiones, con los insultos en la política, con esta construcción de que el que no piensa como yo es un enemigo. Creo eso, independientemente del resultado electoral, pero estaba muy ilusionado y me di un golpe duro, y además para mí fue sorpresivo. Alguno podrá pensar que ya sabía. No. Hasta el domingo ese a las ocho de la noche, que me dieron los resultados ya definitivos casi, o que ya eran inamovibles, pero hasta ahí pensé que ganaba.

El sábado a la noche previo a la elección, creías que ganabas, ¿Qué pasó con las encuestas, las informaciones que tenías qué indicaban? 
Las encuestas una semana antes, un promedio de ocho o diez encuestas, algunas que hacíamos y otras que a uno le llegan, daba un empate, pero yo venía de abajo para arriba, venía subiendo, con lo cual la tendencia venía bien. La última semana fue bastante turbulenta, el asesinato de la chiquita en Lanús, hubo toda una situación en la 9 de julio también donde falleció una persona, después asesinaron a un médico en el conurbano, hubo toda una situación de inseguridad muy fuerte esos días, que tomó toda la agenda pública, suspendimos los actos de campaña. O las encuestas estaban mal o el escenario cambió la última semana, una de dos. Y si cambió en la última semana, los hechos más notorios fueron éstos, no sé bien qué pasó. En lo electoral siempre es difícil aislar variables,  decir “pasó esto” y a partir de esto es que cambió. No lo sé. Por ahí las encuestas estaban mal y ya veníamos mal antes. Lo que sí, no tengas dudas que pensé que ganaba, por eso el golpe fue maduro, es un duelo en definitiva, después de un golpe en la vida es un duelo que lleva tiempo, que no es de un día para el otro, que no hay que acelerar el duelo. Uno a veces cae en la ansiedad de “y ahora que hacemos”, no, hay que hacer el duelo, hay que buscar ese sano equilibrio entre aprender de lo que pasó, aprender de los errores, ver como uno crece en la vida, pero aprender y no irte del otro lado y que aprender no sea flagelarte por cada cosa que hiciste. Si lo hubiera hecho distinto, ganaba y si esto lo hacía distinto, te podes volver loco con el autoflagelo.

¿Sos creyente?   
Si soy creyente.

¿Crees que por algo, que es para algo?
Sí, creo que es para algo, tengo un sentido siempre muy optimista y de mirar el futuro y acá estoy, pero también uno tiene que aprender de las situaciones. Tampoco quiero caer en negar todo, en decir, hubo un cambio de contexto, la gente miró para otro lado y por más que yo hice todo bien, la gente decidió otra cosa. No, tampoco en eso. Esa es la fácil. Es la típica la política. Yo no tuve nada que ver, la gente se equivocó porque no me votó, miro para otro lado, fue al extremo. Esa reacción tampoco me gusta. Creo que es un sano equilibrio entre no flagelarse, no negar y en el medio es aprender. Y eso es lo que estoy transitando, con idas y vueltas, en las emociones nunca es lineal, te recuperas, después bajas, es una especie de subibaja, pero siempre con una tendencia cada vez mejor. 

Convertir pérdida en activo, alguien que estudió economía sabe que ambas están en la column del debe, implica sacar enseñanza aprendiendo de lo que hizo mal, ¿qué hiciste mal? 
Primero, la campaña fue una vorágine de querer recorrer todo el país. Yo soy jefe de gobierno de la ciudad, con lo cual, no me podía ir toda la semana, entonces me iba de jueves a domingo, ponele. Y también, andaba corriendo por todos lados recorriendo, iba a un lado al otro, a La Rioja, a Tucumán, a San Luis, en cuatro días, y al final no iba a ningún lado. Estaba ahí, pero estaba con la cabeza mirando el reloj, que no pierda el vuelo, esa vorágine de campaña en la que te metés, en definitiva, y te vas envolviendo, vas tachando, ya fui tal provincial, a otra, otra ciudad. Al fin y al cabo no conectas, eso es algo para aprender. Por ahí ir a menos lugares o ir menos veces, pero más profundo, a escuchar más que hablar. Yo iba, hablaba en los medios, hablaba con los dirigentes, otro discurso, y seguíamos, en otro lugar volvía a hacer un poco lo mismo. Y hay un tema de conexión con la gente que así no lo lográs, de ninguna manera. Eso primero. Segundo, efectivamente hubo un cambio de clima en la gente. En la elección del 21, fui con el mismo discurso de construcción a partir del acuerdo, y ganamos en el 21. Ahora, con un discurso similar, dos años después perdimos. Hubo un cambio de contexto, de demanda en la gente que por un lado, hay una convicción que no va a cambiar porque la gente cambie la demanda. Si yo creo que el camino para sacar a la Argentina adelante es a partir del diálogo, a partir de buscar un acuerdo amplio, porque la gente no piense eso y vaya por otro, no voy a cambiar mis convicciones. Eso en términos generales, pero sí hay un tema de demanda de la gente que obviamente hay que saber sintonizar, y creo que nosotros nos quedamos muy en nuestro libreto, “esto es lo que la Argentina necesita”, no digo que no me importa lo que la gente dice, pero “esto es lo que la Argentina necesita” y no salimos de ahí. No hubo matices en eso. Y después, un tercero, que me iluminó bastante, conocí un francés que nos ayudó en la campaña y dijo que es muy difícil ser el que puntea, como vos decís, el presidente puesto dos años antes. Te genera dos problemas estar tan arriba tanto tiempo antes. Primero, que sos el muñeco a voltear, con lo cual todo el resto empieza a hacer campaña pegándote vos. Arrancó primero Milei, pegaba y pegaba, no le contestemos, en realidad, no lo subamos al ring, no le demos entidad. Pegaba, pegaba, pegaba. Hizo campaña durante más de un año, pegándome a mí al extremo, insultándome. Me dijo desde rata hasta que me quería pasar por arriba y matar, cualquier disparate. Y después también la interna nuestra, donde Patricia hubo varias situaciones donde nos pegó si querés. Y yo siempre con la actitud de no contestar, y al fin y al cabo las balas van entrando. Primero te transformas en el muñeco a voltear y segundo, cuando vas tan arriba tan temprano, te volvés conservador.

¿Deberías haber contestado?
Debería haber contestado. No digo todas, no digo haber entrado en el barro, jamás haber insultado, porque eso no es lo que yo hago. Pero sí contestado, explicado, replicado en algunos casos. Pero el otro problema también es grave, de ser el que puntea muy temprano, que no tomas riesgo. 

Otra hipótesis, creíste que ya habías ganado y que entonces eras el candidato indiscutido del PRO, subestimaste las posibilidades que podría tener Patricia Bullrich, la importancia que podía tener Macri apoyándola, y como en aquellas películas de western en que se decía que no se puede dejar a alguien herido, no remataste la victoria. 
No diría que ya me la creí, lo último que hice fue bajar los brazos, le di a una campaña a morir, le puse todo. 

¿Fuiste benevolente con tus adversarios?
Fui conservador en el término de no arriesgar, no hagamos olas porque estamos bien. Vamos por el conservador, no hagamos nada demasiado grandilocuente, no nos peleemos con el otro, no le contestemos al tercero, y al final perdés, porque te volvés conservador, porque crees que tenés que conservar el lugar que tenés. Y en esto hay que arriesgar a veces siendo firme en posiciones políticas, siendo claro respecto de otras personas. Esto de no arriesgar, de no pelearte con nadie los americanos lo llaman el ‘catch all’, agarrar a todos, que todos nos apoyen, donde hay un componente político, pero también debe haber algún componente psicológico de que querés que todos te quieran, y al final hacés equilibrios tan grandes para que te quieren, que perdés nitidez en la política. Todo eso son las cosas que uno va aprendiendo. Analizar todo esto sí es constructivo, lo que no hay que caer es en el flagelarse por cada decisión, “cómo no dije tal cosa, tal día” y te rompés la cabeza, eso no sirve. 

Escuchá la entrevista completa en Radio Perfil. 

por Jorge Fontevecchia

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