Friday 26 de April de 2024
Perfil

“Yo no me muevo por encuestas; San Martín no consultó a la gente para cruzar la cordillera”

PODCASTS | Por Edi Zunino | 10 de August 12:10

Antes de lanzarse como candidato, al neurólogo Facundo Manes lo querían todos. O, bueno, casi todos. Cristina Kirchner puso literalmente su cabeza en manos de un equipo integrado por él. Elisa Carrió intentó tenerlo de su lado. Todos los periodistas del círculo rojo y el prime time lo invitaban a sus programas, desde donde ayudaron a construirlo como referente nacional de la divulgación científica. Ahora, los kirchneristas lo desprecian por ser parte del ecosistema macrista; Carrió lo trata de mentiroso y frívolo, y Jorge Lanata lo considera poco menos que un chiste de campaña. Lo que cambió es que Manes, después de algunos amagues, se lanzó a la política. Y ahora, de golpe, está aprendiendo a defenderse tratando de salir de la grieta por arriba, como dicen que se sale de los laberintos. Y ahí arriba se topó con una épica. Una cordillera, digamos. Le pregunté a Manes por sus críticos. Escuchen la respuesta: 
“Eso es parte de la política que no quiere que nada cambie. Cuando aparece un ciudadano o miles de ciudadanos que quieren discutir el bien común, obviamente hay agresiones. Pero eso habla de ellos, no habla de mí. La verdad que… vos me conocés, ya te lo habré dicho pero te lo vuelvo a repetir ahora: yo no me muevo por encuestas ni me muevo por focus goups, aunque sean a favor. Nos están dando datos muy alentadores de todos lados.. Pero San Martín, cuando quiso cruzar la cordillera y liberar América, no pidió un focus group ni un consejo de alguien experto en marketing ni una encuesta a ver qué quería la gente. El liderazgo es articular una visión e ir hacia ese lado con deteminación, quemando las naves, como lo estamos haciendo nosotros ahora y sacando de la inercia a la gente. Es lo que está pasando: hay gente que está saliendo de la inercia, de la apatía, de la frustración y se está sumando, dando el paso”.

De pronto, Manes apareció en escena y pasó a ser un factor disruptivo, raro, novedoso, discordante o como quieran llamarlo, pero creo que el secreto estuvo en que ocupó el lugar de la autocrítica que nunca llegó desde la comandancia de Juntos por el Cambio tras los frustrantes cuatro años de Mauricio Macri en el poder. Después de varios choques con la dirigencia del PRO, Manes prefiere recuperar autoestimas más que hurgar las llagas. Esto dice:
“Tenemos que recuperar la autoestima los argentinos, no sólo los radicales. Los argentinos tenemos que recuperarla. Antes éramos el foco de Latinoamérica. Éramos modelo en salud pública, en educación de calidad, Gracía Márquez decidió publicar “Cien años de soledad” en Buenos Aires. Tenemos tres Premio Nobel en ciencia: somos el país hispano-americano con más premios en ciencia… Hussey, Leloir, Milstein, a quien tuve el placer de conocer… La Plata era una de las ciudades más modernas del mundo en su momento. La red de ferrocarril argentina era un modelo en el mundo. Tuvimos uno de los ingresos per cápita más relevantes del mundo en 1895. Es increíble pensar que nuestro futuro está en el pasado”.

El tema es que, más allá de quienes puntualmente lo critican, Manes está empezando a ser examinado como referente político, un métier que a lo sumo conoció desde afuera o desde lejos, como militante estudiantil y luego como médico famoso de famosos. ¿Qué garantía nos puede dar Facundo Manes de que tiene pasta de líder? Escuchen: 
“Mi vida, como la mayoría de las vidas de los argentinos, como la tuya y la de tus vecinos de Haedo fue cuesta arriba. Cuando yo estaba en el colegio, en Salto, era muy travieso, me gustaban los deportes, me la rebuscaba jugando al fútbol, muchos pensaban que iba a ir por ahí aunque era asmático… Me decían: no, vos nunca vas a recibirte. Y me recibí de médico. Cuando estaba en la UBA, yo quería irme al exterior. Me decían: nunca vas a irte a investigar a los Estados Unidos ni te vas a doctorar en Inglaterra, en Cambridge, porque no sabés inglés… Yo aprendí inglés de grande… Después, cuando volví en el 2001 y decidí quedarme en un país con caos y con mucha gente confundida y mis jefes del exterior veían las imágenes de la Argentina y me ofrecían trabajo afuera y yo decía que me quería quedar y me decían que estaba loco. Luego, cuando emprendí INECO, que hoy genera cientos de fuentes de trabajo y es un ecosistema de generación de conocimientos en la Argentina con impacto internacional, me decían que acá era imposible emprender. Mi vida siempre fue cuesta arriba”.

Manes asegura que tiene una especie de antídoto para soportar las críticas. Escuchen:
“Si yo hiciera esto por un cargo o por alguna mezquindad, las críticas por ahí me dolerían. Pero no duele cuando vos sos parte de algo colectivo, de algo mayor, como que la Argentina salga de la decadencia crónica y que por lo menos encare el desarrollo… Yo ya sé que me voy a morir como te vas a morir vos, lamentablemente, y todos los que nos están escuchando o viendo aunque vivamos cuarenta años más, sin quizás ver la Argentina que soñamos, una Argentina sin pobreza, sin… Pero yo me niego a morirme sin ver a la Argentina encaminada a lo que soñé”. 

Manes dice que tiene muy claro que nada de lo que dice es tan simple de lograr así como suena y que, para eso, no alcanza con él. Está yendo a un examen complicado. Una elección es, antes que nada, un diploma de existencia política.

por Edi Zunino

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