Friday 26 de April de 2024
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Volver a clases: caretas caídas, caras de pánico y más acuerdos que diferencias

PODCASTS | Por Edi Zunino | 21 de January 13:23

Por suerte, aunque también a fuerza de algunas razones y muchos oportunismos, la discusión ya no está clavada en si los chicos deben ir a la escuela o no, sino en cómo hacerlo de manera ordenada y lo más segura posible en medio de una pandemia que no recula y, por lo visto en el Hemisferio Norte y hasta en nuestra propia región, puede ser muchísimo peor.

En las últimas horas, las definiciones de Horacio Rodríguez Larreta sobre este punto crucial del funcionamiento de una sociedad demostraron que, desde la óptica porteña, la cosa no venía por volver de cualquier manera y que la clave no es “presencialidad o virtualidad”, sino una combinación de ambas, ya que la salud lo requiere y la tecnología lo permite. Faltan organización y equipamiento. Habrá que darlos. Esa es la cuestión.

Del mismo modo, desde el otro lado de la General Paz -en sintonía con el Gobierno Nacional- Axel Kicillof plantea prácticamente lo mismo…, con otras palabras pero lo mismo al fin. Y hasta es probable que la convivencia en el mismo espacio kirchnerista con los gremios docentes, termine siendo más complicada para el gobernador bonaerense que para el intendente de la capital. No sólo la salud, también educación es una sola en el AMBA.

El problema puede terminar siendo muy provechoso. La pandemia exhibió tanto las extremas limitaciones estructurales de nuestro sistema educativo como su relación con la economía, empezando por las de millones no sólo de casas sino también de escuelas donde no hay computadoras ni wifi. Sea como sea lo que viene, incluso cuando la pandemia resulte controlada, la combinación de escuelas abiertas y equipadas con hogares donde haya las mínimas condiciones tecnológicas va a definir si los gobernantes están hablando de futuro o de coyuntura electoral.

Rodríguez Larreta y Kicillof se parecen más de lo que la competencia les permite aceptar, sobre todo en que deben gobernar. Compiten desde bandos partidarios diferentes, pero tienen al menos tres años de gestión por delante y saben que van a ser evaluados acaso como nunca fue evaluado un gobernante, o sea, desde la gestión sobre cuestiones tan delicadas que hacen a la vida cotidiana concreta de las personas.

Se parecen también en las caras de pánico que tapan sus caretas de “vamos bien”. Saben que están parados sobre estructuras endebles, superpuestas e interdependientes. Y no saben cómo va a venir lo que venga.

Y se parecen en que, para salir airosos de este año electoral, deben entender que entre los que quieren volver a clases sí o sí como entre aquellos que preferirían seguir desensillando hasta que aclare puede haber votantes para cada uno.

La dirigencia se están dando un inédito baño de realidad. Esperemos que le sirva para desinfectarse.

 

por Edi Zunino

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