Saturday 20 de April de 2024
Perfil

Urgente desde Chile: caso Bielsa, un Milei trasandino y el “choque de trenes” que se viene

PODCASTS | Por Edi Zunino | 24 de November 10:10

Tomás Mosciatti es el periodista, dueño de medios y analista político más influyente de Chile. Es columnista estrella de CNN, pero sobre todo líder del Grupo Bío Bío, integrado por la radio y el portal web de noticias con mayor audiencia, lejos. Chile nos queda acá nomás, hablamos el mismo idioma y tenemos raíces históricas comunes, pero es otro planeta girando en su propio eje político y cultural. Viene de un estallido social en 2019, un plebiscito constitucional en 2020, una elección de convencionales en mayo pasado y una presidencial este domingo (todo en medio de la pandemia, por supuesto). De mayo a esta semana, la mayoría de la izquierda en sus distintos matices mutó en un virtual empate entre el conservador José Antonio Kast y el comunista Gabriel Boric: entre ambos apenas superaron la mitad de los votos emitidos en una elección de concurrencia escasa y definirán en segunda vuelta el 19 de diciembre. Tomás Mosciatti nos habla de un país donde hubo una revolución, porque cayó un régimen debido a una rebelión popular, pero que lo viejo no termina de morir y lo nuevo no acaba de nacer. Kast le sacó escasos dos puntos a Boric y ni bien terminada la elección hubo un episodio con el embajador argentino en Santiago, Rafael Bielsa, quien catalogó al postulante derechista de “xenófobo y antiargentino” y hubo ruido. Dice Mosciatti al respecto:

“La declaración de Rafael Bielsa ha tenido más repercusión en la Argentina que en Chile. Aquí se ha hablado poco, pero prácticamente toda la dirigencia chilena de todos los sectores políticos se unió para reprobar las declaraciones del embajador Bielsa, estimaron que es una injerencia en los asuntos internos del país en contra de un candidato determinado. Pero no sólo eso: muchos recalcaron que si la Argentina tiene la tesis de la no injerencia en los asuntos internos de otros países –Nicaragua como ejemplo reciente-, por qué sí lo hace en Chile”.

Tomás Mosciatti asegura que Kast no tiene nada que ver con el pinochetista extremo que definen sus rivales: según él, vendría a ser, más bien, un conservador clásico chapado a la antigua con una modesta experiencia parlamentaria. Al comunista Boric lo elogia por su principal valor: “Tiene tiempo”, dice Tomás, “todo el tiempo del mundo, porque apenas cumplió los 35”. Tercero en la votación quedó un tal Franco Parisi, que se autodefine libertario y sacó un considerable 13%. Lo más curioso es que Franco Parisi vive en Estados Unidos y no se movió de allá en toda la campaña electoral. ¿Vale definirlo como el Milei chileno?

“No son exactamente iguales, porque los chilenos somos más grises en relación a los Argentinos, somos menos extremos en nuestras expresiones y, por lo tanto, Milei es mucho más espectacular que Parisi, que es un señor que anda con traje y siempre de corbata y pelo corto…; un señor correcto, dicho de un modo tradicional… No es Milei, pero Parisi fue decano subrogante de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile; ha sido profesor en universidades norteamericanas. Naturalmente, es un personaje muy controvertido, pero tiene esta carrera bastante formal. ¿A quién representa Parisi? Representa a las personas que creen en el mercado, en el mérito, que han logrado rasguñar con sus propias manos escalando el muro, solos, sin ayuda; son personas que seguramente son primera generación en la universidad porque sus padres no estuvieron y, por lo tanto, el mérito está incorporado a su ADN; son personas que dicen que el Estado debe ser pequeño, que no quieren la corruptela política en el Estado… Es decir, son un grupo de gente que no lo representa el sistema político tradicional y son refractarios a ese sistema político. Y en buena medida no les preocupa que Parisi les hable desde los Estados Unidos, porque este grupo ha asimilado el modo remoto a su vida cotidiana incluso desde antes de la pandemia”.

Mosciatti me habla de dos candidatos débiles y sin capacidad de liderazgo frente a un país polarizado en el cual una mitad no quiere conversar con la otra… Entonces, le pido que me explique, por favor, qué clase de texto constitucional están redactando los convencionales elegidos en mayo para ordenar a todos los chilenos…

“La pregunta es muy interesante. El plebiscito para iniciar el camino constitucional fue 78% a 22%, o sea, la gente que no quería una nueva Constitución era sólo el 22%. Luego, cuando se eligió a los convencionales constituyentes, la derecha se transformó en una minoría insignificante, no solamente en el número, sino, yo diría, desde lo intelectual también, sin grandes ideas. Ahora bien, todas las elecciones son una fotografía del momento. Todas. Y estoy seguro de que la fotografía del Chile que eligió la Convención no es la fotografía actual. Está desactualizada, pero eso es lo que quedó. Por lo tanto, lo que tenemos acá es una Convención muy de izquierda que va a redactar una Constitución muy de izquierda. Incluso se decía que, si a la izquierda le iba bien en la parlamentaria de ahora, iban a modificar las reglas constitucionales que regulan la Convención, de manera que no hubiese plebiscito de salida de esta nueva Carta Magna… Yo estimo que va a pasar lo siguiente: si sale elegido Boric, va a ser el guaripola de la Convención, y, por lo tanto, programa de gobierno y texto constitucional se van a sobreponer uno con el otro hasta ser la misma cosa, en un asambleísmo permanente; pero si gana Kast, él es contrario a todo eso y si la Constitución sale así, Kast se va a oponer y la cosa va a ser Ejecutivo contra Convención con la población en el medio. Es decir, un choque de trenes institucional absolutamente espectacular que se puede transformar en un nuevo plebiscito ya no sólo constitucional, sino del propio gobierno. Porque si pierde el gobierno, no creo que vaya a tener muchas posibilidades de tener una continuidad por lo menos con un mando normal. Entonces, lo que se viene, si gana Kast, es una crisis institucional muy importante en nuestro país”.

Si la segunda vuelta fuese la suma matemática-ideológica de los votos del domingo pasado, Kast ganaría 55 a 45. Claro que no está dicha la última palabra. Y menos en este Chile volátil y, a la vez, advertido de que está buscando su destino. 

por Edi Zunino

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