El 3 de enero de 2004 una aeronave “Boeing 737” despegó a las 2 y 44 de la madrugada desde un aeropuerto de Egipto.
Iba en ruta a París a través de El Cairo.
Llevaba dentro de él 135 pasajeros, seis tripulantes y siete empleados de la aerolínea.
La mayoría de los pasajeros eran turistas franceses que retornaban tras las fiestas de fin de año.
En el momento de despegue, el avión comenzó a girar gradualmente hacia la derecha de la aeronave hasta alcanzar una inclinación de 40 grados.
Tras un intento de maniobrar, el avión comenzó a inclinarse más sobre la derecha alcanzando los 50 grados de inclinación.
Esto provocó que el avión perdiera su centro de gravedad y entrara en picada en el Mar Rojo, desintegrándose en el momento del impacto.
Al momento del golpe, el avión tenía la nariz en 24 grados hacia abajo.
Según la investigación llevada a cabo por organismos franceses, estadounidenses y egipcios, el capitán Abdullah Khadr habría sufrido una desorientación a la hora de ubicarse dentro del espacio.
El despegue había sido nocturno y sin referencias visuales debido a la ausencia de Luna.
Otro factor probable del accidente podría haber sido algún fallo en el timón o en los algoritmos de decisión del sistema computarizado.
Se pensó inicialmente que era un atentado terrorista, ya que el Primer Ministro británico Tony Blair también había ido de vacaciones y había una amenaza sobre él.
Los investigadores de accidentes desestimaron esta teoría cuando se encontraron los restos del avión en un estrecho campo de fragmentos sobre el Mar Rojo.
Esto confirmaba que la aeronave se había estrellado en una pieza y que no había volado en pleno vuelo.
El Ministerio de Aviación Civil investigó el accidente y publicó un informe final sobre el accidente el 25 de marzo de 2006.
El escrito no concluyó con una causa probable, sino que enumeró “cuatro causas posibles”.
El 3 de enero de 2004 en el Mar Rojo se estrelló un avión Boeing 737 de la compañía egipcia Flash Airlines, muriendo sus 148 pasajeros.
La historia también es noticia en Radio Perfil. Locución de Pita Fortín y guion de Sebastián Rojas.
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