Friday 26 de April de 2024
Perfil

Según la lógica de Macri, también Larreta sería del "partido de los que no trabajan"

PODCASTS | Por Edi Zunino | 22 de October 13:57

Mauricio Macri volvió al barro de las chicanas fáciles y las ideas huecas, con la finalidad inocultable de darle contención a lo más beligerante y menos inteligente de su electorado, que piensa tipo Twitter. Así, uno de sus últimos títulos logrados en la prensa fue: “El peronismo terminó siendo el partido de los que no trabajan”, descalificación bastante clasista -por no decir muy- que cumple la función de asociar al oficialismo y a los movimientos sociales lisa y llanamente con la vagancia.

Somos raros los argentinos: Macri, contrariamente a lo que pensaba y decía de él hasta su papá, quiere ser el líder del esfuerzo y el mérito para “llegar”. Pero, bueno, esta columna va para otro lado… La cuestión es que a Macri salió a cruzarlo Sergio Berni, que lo trató de hipócrita, por haber garantizado la gobernabilidad de su gestión poniéndoles un montón de plata a los grupos piqueteros vía el aumento de los beneficiarios de planes sociales.

Hemos dicho en este mismo espacio que los movimientos sociales corren el serio riesgo de convertirse en una burocracia de los desempleados tipo los Gordos de la CGT que, aparte de espantar incluso a esos mismos Gordos, podría convertirse en parte del problema, habiendo sido parte de la solución en la pacificación post estallido del 2001/2002 y en la gobernabilidad de todos, aunque la más vistosa haya sido la gobernabilidad de Macri porque terminó su mandato cuando muchos lo dudaban.

Ahora bien, mientras Mauricio Macri decía eso que decía y Berni le contestaba eso que le contestaba revolcados en el citado fango de la chicana fácil, Horacio Rodríguez Larreta presentaba sin demasiado ruido, como suele hacer esta clase de cosas, un proyecto de Ley de Impulso a la Economía Social y Popular muy elogiado y por eso celebrado por los movimientos piqueteros, empezando por el de Juan Grabois, que en estos días es señalado como el más malo de los malos por parte del ultra-macrismo.

Así como hace unos días ironizábamos acá sobre el “giro macrista” de Alberto Fernández en su búsqueda desesperada por restablecer la confianza económica y las buenas migas con el establishment, podríamos hablar hoy del “giro piquetero” de Larreta, pero dejémonos de ironías y digamos las cosas como son: así como el peronismo siempre tuvo grandes amigos empresarios, el PRO viene haciendo desde hace mucho un más que interesante trabajo social, sobre todo en los barrios porteños más vulnerables. Lo que pasa es que, así como los peronistas suelen disfrazar su capitalismo para no alterar a las masas sudorosas que los votan, lo que llamamos macrismo -pero con Larreta puede cambiar de nombre- suele silbar bajito sus canciones para los pobres, para que su público más recoleto no se espante. Pocos saben que Rodríguez Larreta y Grabois mantienen una relación fluída, que se caracteriza por una singular empatía y viene de lejos, diría que desde las entrañas del peronismo capitalino. 

En el proyecto de ley que nos ocupa, se plantea el desarrollo de “unidades productivas de la economía popular y social”, o sea, micro-empresas fundadas e integradas por desempleados, que se relacionen directamente con el mercado en la compra-venta de materias primas y productos o servicios; y también se prevé financiamiento a través del Banco Ciudad, con la creación de un fondo público-privado en un fideicomiso, aparte de beneficios impositivos para que esos emprendimientos productivos sean sustentables.

Este plan podría ser considerado “cosa de peronistas”. Y de hecho contacta con proyectos del Gobierno nacional y de otras provincias, donde va quedando claro que acá no se trata de sanatear “pobreza cero” ni de ilusionarse con el derrame de la jarra, sino de hacerse cargo de que, si los subsidios sociales no derivan planificadamente en la generación de trabajo genuino, visible y cuantificable, lo inviable va a ser la Argentina.

Les faltaría ponerse de acuerdo en echarle luz a lo que parecería un hecho: desde el oficialismo y desde la oposición, el impulso a la llamada economía social y popular se abre paso como política de Estado. Otra cosa que falta: definir con crudeza los mecanismos de control de semejantes fondos, para que la dirigencia social pueda desarrollarse como un nuevo escalón de las soluciones y no como un nuevo gran problema.

por Edi Zunino

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