Tuesday 14 de May de 2024
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Reynaldo Sietecase: "Un buen periodismo contribuye a una sociedad más democrática"

PODCASTS | Por Jorge Fontevecchia | 17 de August 18:06

Es poeta, escritor, periodista y narrador, ganó dos premios Martín Fierro, varios premios Éter y dos premios Tato. Vino de Rosario a Buenos Aires, pasó de la literatura al periodismo, trabajó en casi todos los medios de su ciudad natal y en infinidad de los nacionales, lleva escrita una veintena de libros y una de sus novelas fue llevada a la pantalla grande. Hoy imagina su futuro más literario que en la prensa y dice: “Tengo ganas de tener más tiempo para pensar”. Pero el periodismo sigue conmoviéndolo: “Añoro los buenos productos periodísticos, que también tenían buen rating. Esta lógica de la grieta es un proceso de degradación de los contenidos”.

Quería comenzar con tu artículo en Periodismo.com “Una década de la grieta”, se cumplieron diez años de aquel Martín Fierro en 2013, donde de alguna manera se instaló lo que era una frase de Lanata, que no había cobrado el carácter bautismal que vos le diste en ese momento, ¿qué recordás de aquella ocasión, cuánto empeoramos? 

—En realidad lo recordó Jorge Lanata en el Martín Fierro de este año, yo no me acordaba. Lo que Jorge dijo en aquel 2013 hizo que tuviéramos una pequeña polémica pública. Y en este aniversario, los diez años, coincido bastante con lo que dijo. Por eso, lo primero que me llamó la atención es que en aquel momento habíamos disentido públicamente y ahora coincidía con la descripción que él hacía, no solo con lo que dijo de la grieta, sino también con lo que dijo de la televisión, habló de una televisión que se había aberretado, ni hablar en lo periodístico, él lo dijo en general. La grieta no es algo de la Argentina, vos lo sabés muy bien, que transitás tanto los medios de comunicación del exterior, sabés bien lo que pasa en Estados Unidos. Hay una gran serie que es The loudest voice, que cuenta el nacimiento de la Fox, cuenta claramente que ya desde el año 2000 se pensaban las audiencias de forma segmentada y había una visión sobre la noticia muy diferente a la que se había vivido en años anteriores, donde se dirigía a la información directamente a confirmar los prejuicios de la audiencia que uno pretendía conquistar, o retener más que conquistar, que informar o problematizar. Volviendo a lo de Argentina, en aquel momento que Jorge dijo esto y tuvimos esta polémica, recuerdo que después él me criticó bastante en la radio. Yo estaba por comenzar en Vorterix, él ya estaba en Radio Mitre, y estaba muy amargado. La verdad es que las polémicas con Jorge a mí en general me amargaban. La polémica que he tenido con otros periodistas, al contrario, me divertían un poco porque era otro el lugar donde los tengo. Recuerdo que Gerardo Rozín me habló por teléfono, me preguntó cómo estaba, “la verdad, preocupado, amargado por la pelea”, le dije. Y él me dijo algo increíble: “Es lo mejor que te pasó desde que estás en Buenos Aires”. Y yo: “¿Cómo me decís esto”. Y me dice: “Porque si estás convencido, desde el lugar donde estás hablando, te tenés que quedar ahí porque ya está 6, 7, 8, Jorge está como el 9, 10, 11, si vos estás convencido quedate ahí, en el 830”. Me lo dijo con el doble sentido de que trabajamos en Rosario en LT8, que está en el 830 del dial, pero entendí perfectamente lo que me quería decir y me quedé ahí. Me quedé un poquito parado en esta idea de contar lo que pasa sin necesidad de estar tomando partido político por las dos facciones en pugna. Por eso digo que Gerardo Rozín, en un punto, es el inventor de Corea del centro, sin saberlo, con ese concepto que me dio. Pero, cerrando, creo que ni empeoramos ni mejoramos. Creo que se mantiene, está viva esta lógica agrietada porque funciona como negocio y además se amolda a los cambios tecnológicos, algo que aprendí leyendo una entrevista que te hicieron en la revista Crisis, donde le das también un marco no solo ideológico, sino también explicando que la atomización de los medios casi volvió una necesidad la idea de segmentar la información. 

—Decías que Jorge ya está en 9, 10, 11. En ese momento, “6, 7, 8” y Lanata eran lo más agrietado. Ahora, tras diez años, los límites de la grieta se extendieron, ¿podríamos decir que La Nación+ está en 12, 13, 14?

—Sí, se fue extremando. El mapa político igual, era impensado hace diez años, ya que estamos hablando de los diez años de la grieta, o hace 15, más todavía, que haya candidatos que nieguen lo que pasó en la Argentina con la dictadura, que haya discursos homofóbicos, que haya en el discurso público un nivel de virulencia tan fuerte sobre el que es distinto, sobre el que piensa distinto. Sí, creo que se extremó la cosa, a este ritmo, a la idea de fidelizar. Yo le llamo un periodismo para la hinchada, me parece que se ha futbolizado de alguna manera el discurso público, no solamente el discurso de los medios de comunicación. 

—¿Los medios siguen la agenda que instalan los políticos o todavía sigue vigente la ‘agenda setting’, donde los medios no pueden controlar qué opina la gente, pero sí sobre qué temas opinar?

—Voy a usar la frase menos utilizada en el periodismo, que es “no sé”, la verdad, no lo sé. Creo que debe haber una combinación de ambas cosas. Hay medios que siguen peleando por imponer la agenda, ahora, por esta atomización de medios y por la cantidad de gente que está volcando información por internet y todos los lugares donde uno se puede informar, pesa menos, pero sigue teniendo esa pretensión. Cuando uno ve algunas tapas de diarios, te das cuenta que hay una pretensión de marcar la agenda de la política, claramente. A veces, desde el punto de vista editorial se hace lo mismo, pero también es como un territorio en disputa la agenda. Ahora cambió todo con los cambios tecnológicos.

—O hay agendas, simultáneas.

—Claro, hay distintas agendas. 

—En tu artículo “Academia de Periodismo, haz lo que yo digo...”, decís: “Varios medios fueron adquiridos por empresarios y amigos del oficialismo para defender la gestión, los grandes grupos privados redoblaron la apuesta, la campaña de operaciones políticas antigobierno se hicieron habituales”, ¿cuándo comienza la grieta? ¿Comienza a partir del kirchnerismo o venía de antes y aumentó su belicosidad a partir de que los medios tradicionales se sintieron amenazados porque le aparecieron competidores desde dentro de los medios? 

—Varias cosas que voy pensando, incluso mientras te escucho. Primero, una aclaración que no sé si es necesaria, porque a mí me interesa mucho lo que pasa en los medios, participo mucho de esa discusión porque me interesa, me gusta, me parece que un buen periodismo contribuye a una sociedad más democrática, estoy convencido de eso. Entonces me parece que es una discusión válida para tener, sobre todo cuando se hace cine sin personalizar, cuando se trata de discutir ideas. Y es mi oficio también, entonces por qué no voy a discutir cómo se hace en mi oficio, cómo hacemos nuestro laburo. Me interesa esa discusión, me interesa ese debate. Por eso a veces lo hago un poco provocativamente, tomo un documento, lo reviso, lo tiro al aire otra vez, o trato de plantearlo de esa manera.

—Lo contrario al amor es la indiferencia, decía Freud, así que no cabe ninguna duda de que no te es indiferente y que sentís mucho afecto por el periodismo.

—Es más, a veces me reconozco más periodista con eso que con cualquier cosa. Cuando me enoja un artículo, cuando pienso, si yo llevaba este artículo hace quince o veinte años a un jefe de redacción me decía: “Che, no me podés mandar tres condicionales, cuatro condicionales”.

—Y ninguna fuente en on. 

—O no podés no citar fuentes, me mandaría de vuelta, me mandaría a trabajarlo mejor y ahora los veo publicado en notas de tapa. Entonces, ahí veo que esta lógica de la grieta es un proceso de degradación de los contenidos periodísticos. Y eso sí me parece que es malo para este objetivo, ponele ideal, de que el buen periodismo sume a un Estado más democrático. 

Escuchá la entrevista completa en Radio Perfil.

 

por Jorge Fontevecchia

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