En su nueva columna “¿Qué nos pasa con lo que está pasando?”, la psicóloga Guillermina Rizzo (Mat. 79.901) reflexiona sobre la lectura como una práctica que va mucho más allá del aprendizaje: es una herramienta poderosa para el bienestar emocional y mental.
¿Por qué insistimos tanto en que los niños y niñas lean? ¿Qué sucede en el cerebro cuando leemos? ¿Y por qué, incluso en la adultez, la lectura puede ser una forma de cuidado personal?
Desde la evocadora frase de Jorge Luis Borges —“siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca”— hasta los consejos prácticos para fomentar el hábito lector, Rizzo explora cómo el acto de leer conecta emociones, mejora el ánimo y desarrolla funciones cognitivas como la memoria, la imaginación y la empatía.
Apoyándose en investigaciones como las de Mary Ann Wolf, docente de la UCLA, la psicóloga explica cómo la lectura —aunque no sea una habilidad innata— reconfiguran nuestro cerebro al activar redes vinculadas a la motricidad, la visión, el habla y las emociones. Además, destaca el valor de establecer rutinas lectoras desde la infancia y el rol de los adultos como mediadores del placer por los libros.
La lectura, dice Rizzo, es un refugio, una forma de serenarnos, de preparar el cuerpo y la mente para el descanso, de conectar con otros mundos… y con nosotros mismos.
Comentarios