Dan ganas de pensar que, detrás de los ruidos y las zancadillas de la campaña electoral, se está amasando algo productivo en la Argentina. Estaría bueno empezar a creer que hay gente trabajando y pensando para sacar al país del pozo. Fuera de cámaras, desde distintas procedencias partidarias se está hablando cada vez con más fuerza y con más argumentos de que el pensamiento agonal y el disenso como normas excluyentes del debate político nos estancaron a nivel país. Que la grieta nos empobreció. Nos atrasó. Nos embruteció. Llama la atención –y para bien, por cierto- que en ámbitos como la Fundación Pensar, que es el think tank del PRO, se esté abriendo paso, al parecer, la idea de que debe inaugurarse un tiempo de diálogo y consenso para diseñar el mediano y el largo plazo argentinos.
La Fundación Pensar está presidida por Franco Moccia, un economista que fue ministro de Urbanismo y Transporte porteño. En Pensar se coordina el trabajo de exministros, intelectuales y técnicos y están por lanzar, junto a los centros de estudios de la UCR, la Coalición Cívica y el peronismo opositor, una agenda parlamentaria unificada para que todos los candidatos la hagan propia luego de las PASO. Moccia sostiene que se debe salir tanto de “esta manera adolescente de discutir” como de “la improvisación que nos subordina a las crisis y nos hace seguir improvisando siempre, en un círculo vicioso”. Con un master en Políticas Públicas en Harvard y una historia laboral iniciada en Techint y el Citibank, Moccia cree en un Estado activo y hasta planificador, sin el cual considera que jamás va a haber mercado en la Argentina.
Dice que sin consensos no hay salida. Que tenemos que cambiar el concepto del consenso, porque tendemos a creer que hay consenso cuando todos piensan como uno. Dice que deberíamos acostumbrarnos a que se puedeN acordar unas cosas y estar en desacuerdo en otras. Que tenemos que saber convivir con el acuerdo y con el desacuerdo. Le pone un énfasis histórico al asunto. Escuchen:
-Yo siempre uso ejemplos de la Historia porque me gusta mucho… Me parece que encontrar un dirigente de un país importante en Occidente más anticomunista que Churchill era difícil. Seguramente lo era mucho más que Roosevelt, pero Churchill tuvo que negociar con Stalin para ganar la Segunda Guerra Mundial. Le debe haber costado mucho esa negociación, pero gracias a Dios la hizo. Es un ejemplo. Y siguió siendo anticomunista después. Para el objetivo, tuvo que negociar con quien era, seguramente, su enemigo mayor. Y lo hizo. Y salvó a su país por hacerlo. Mi mensaje es que no podemos, por los prejuicios, rechazar los acuerdos. Yo respeto mucho las ideologías, no digo que las ideologías no existen…, para mí, sí existen. Pero no nos pueden cegar a tal punto de impedirnos construir juntos.
Aparte de Churchill y Stalin, Moccia también evoca a Urquiza y su “ni vencedores ni vencidos”. Y hablando de los últimos vencidos, le pregunto qué tiene para aportar Mauricio Macri al debate de ideas en la Argentina, ahora que está tan presente en la campaña del PRO. Atiendan lo que dice Moccia, más allá de las formalidades del caso:
-Yo creo que Mauricio tiene un rol importantísimo. Primero como expresidente. Segundo, por haber tenido una performance importantísima en la Ciudad de Buenos Aires, que le permitió ser presidente. Y, sin ninguna duda, para la empresa que nos aqueja a los argentinos, que es volver a crecer, él tiene un rol importante por su experiencia, por su historia, y estoy seguro de que va a contribuir a que la Argentina salga de esta trampa de no crecimiento en el futuro cercano…
-¿Su papel es ser una pata o es ser el líder? –le pregunto.
-Yo pienso que, como parte de nuestro crecimiento como partido… A ver, nosotros funcionamos como un partido casi personal originalmente. Somos un partido nuevo. Y hoy estamos convirtiéndonos en un partido más horizontal. Yo le respeto muchísimo a Mauricio que él cuida eso y siempre lo vas a escuchar decir que es bueno que tengamos muchos dirigentes que puedan llegar en el 23 a ser nuestros candidatos o candidatas para que ganemos la elección. Me parece que esa es la manera de construir un partido. Si el partido “c’est moi”… si es sólo yo, nunca va a crecer. ¿No?
Parece que no hay consenso ni en el PRO para que Macri sea el líder –indiscutido, al menos- que lidere la búsqueda de consensos en el país. Franco Moccia concede que la Argentina necesita una “agenda pospandemia” que también debe ser “posgrieta” y, necesariamente, de síntesis generacional. Dice que urge superar la lógica de anulación del adversario consolidada literalmente a sangre y fuego en los ’70. Y asegura que en el primer renglón de esa agenda debe estar la generación de empleo genuino para dejar atrás el país cuya síntesis es un Gran Buenos Aires donde siete de cada diez jóvenes y menores son pobres. Nadie podría discutirle que sería natural empezar por ahí.
por Edi Zunino
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