¿Cómo sería de verdad el Gobierno de Alberto Fernández si la Cámpora no fuera parte de él? ¿Qué diría y qué haría Horacio Rodríguez Larreta si Patricia Bullrich y Mauricio Macri no estuvieran en su misma coalición opositora? ¿Serían los mismos? ¿Un Alberto sin el camporismo no hubiera arreglado ya con el FMI? ¿Y un Larreta solo, no hubiera generado puentes de diálogo más amplios para enfrentar la crisis actual? Es política ficción, pero lo contrafáctico ayuda a pensar qué pasaría si alguna de las premisas se modificara. Y sirve para analizar por qué se hace lo que se hace.
La Argentina de los últimos años pasó del bipartidismo al bifrentismo, un cambio fundamental. Antes con el bipartidismo, sea con el peronismo y el radicalismo como protagonistas excluyentes del sistema, sus líderes, los radicales y los peronistas eran líderes indiscutidos. Hoy en cambio con este bifrentismo en el que por un lado conviven peronistas, camporistas y ex radicales formando parte del Gobierno; y del otro, macristas, radicales y ex peronistas integrando la oposición, hoy es más difícil la aparición de aquellos liderazgos incuestionables del pasado.
Alberto Fernández y Rodríguez Larreta intentan ser líderes que sintetizan a las distintas corrientes políticas y a las escuelas económicas que conviven en casa coalición Se parecen en un sentido, a los líderes de los países que surgen en los países en los que rige la democracia parlamentaria, y allí también en cada coalición de esas democracias parlamentarias existen grupos más extremos, como los que aquí lideran Cristina Kirchner y Mauricio Macri.
La diferencia es que acá, en la Argentina, esos grupos extremos son los que le marcan la cancha al resto de cada coalisión.
por Gustavo González
Galería de imágenes
Comentarios