Es increíble, a veces, cómo la política divaga entre la magia, el drama y hasta el humor o la ironía. El presidente Alberto Fernández, ayer, le dijo al Congreso y al país, en tono de crítica, que “vivimos tiempos de justicia politizada y política judicializada”. Y lo dijo en el mismo discurso en que levantó el dedo y la voz para anunciar la apertura de una causa judicial contra la gestión anterior por la supuesta malversación de los fondos de la deuda externa.
Entonces, podría decirse que el Presidente, que según casi todos los análisis desde ayer es más Fernández… de Kirchner que nunca, decidió amoldarse a los tiempos recontra-judicializando la política y recontra-politizando la Justicia, al avanzar, además, con una reforma que no sabemos si el Congreso la va a aprobar, pero seguro va a hacer mucho ruido durante todo este año electoral que arranca con un clima ascendente de confrontación.
Así, los Fernández y todo su bloque motivado para la pelea, huyen del VacunaVip reviviendo a Mauricio Macri en su peor versión, la del “malvado endeudador”. ¿Puede salirles bien? En un país donde un escándalo tapa al otro, hasta es posible que el asunto de los vacunados por izquierda pase a ser un poroto al lado de lo que puede llegar a venir.
El FMI ya abrió su propia pesquisa interna sobre el Caso Argentino. Kristalyna Giorgeva cuenta con el testimonio grabado de Mauricio Claver, exmano derecha de Donald Trump para América Latina, quien a mediados del año pasado, en una video-conferencia con inversionistas chilenos, aseguró que los últimos créditos del organismo a nuestro país habían sido otorgados para favorecer la reelección de Macri.
Ahora bien, ¿por qué el Fondo haría semejante ruido para favorecer a Fernández? Es que no sería ese el punto, sino pegarle a Trump. Ahora, los representantes estadounidenses en el FMI, que son mayoría en esa mesa, responden a Joe Biden. Y Trump acaba de mostrar su vocación de volver. En todo caso, sí podrían formar parte de un discurso benevolente con la Argentina los buenos resultados fiscales que el ministro Martín Guzmán viene exhibiendo en este primer trimestre de 2021. Si esos números se desarrollaran y finalmente llegan vacunas para un programa de inmunización en serio, la tormenta puede pasar. Incluso al olvido.
Por otra parte, confrontar con el Poder Judicial responde a un razonamiento bastante sencillo: los jueces gozan de un prácticamente nulo prestigio social y, por eso, podrían constituir un enemigo “rentable” si se lograra imponer la idea de que no se los ataca para lograr impunidad en las causas de la corrupción K.
El tema es que, radicalizando sus posturas, Alberto Fernández redunda en la grieta y deja vacante el lugar de racionalidad y moderación que le permitió ganar en 2019. A esto, los operadores oficialistas responden que estamos yendo a una parlamentaria de medio término, y no a una presidencial, lo cual requiere una pelea cuerpo a cuerpo, distrito por distrito.
Ese centro político, curiosamente, queda en las manos del sector de la oposición referenciado en Horacio Rodríguez Larreta. Ayer, en su propia inauguración de sesiones ordinarias, el Jefe de Gobierno porteño se manifestó con énfasis contra la grieta. Y hace un rato, el exdiputado Nicolás Massot, que representa al post macrismo en territorio bonaerense, dijo: “Lamento que una vez más, en un año de elecciones intermedias, se abandone la proclama de unidad de los argentinos con la que en general todos los gobiernos ganan las elecciones en un primer momento. La polarización, lo que hizo fue ponernos en estos años de retraso económico". Ese modo de ubicarse implica una gran piedra en el zapato de un Macri encerrado entre propios y ajenos que le prometen perder el liderazgo y, eventualmente, ser eje de un escándalo internacional.
Claro que no está dicha la última palabra…
por Edi Zunino
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