Saturday 27 de April de 2024
Perfil

Néstor García Canclini: "Lo que uno ve en casi todos los países latinoamericanos son políticas erráticas"

PODCASTS | Por Jorge Fontevecchia | 10 de March 10:00

El destacado antropólogo argentino, radicado en México, referente ineludible de los estudios culturales en Latinoamérica, corre el velo de algunos de los interrogantes que aparecen con las reconfiguraciones políticas y sociales, las integraciones regionales, las migraciones, y de cómo las economías afectan procesos sociales y culturales, y viceversa.

¿Se puede pensar en identidades regionales, como una identidad europea, una identidad latinoamericana, una identidad africana?, ¿es posible lograr esa coherencia en el continente latinoamericano?
Quizá lo primero que haya que decir es que en los últimos años, o décadas, ha habido un corrimiento de las teorías identitarias a análisis de otro carácter, con otros conceptos. Las identidades son muy importantes, se lucha, se muere por defenderlas, pero hay que reubicarlas un poco en las condiciones. Por ejemplo, las identidades tienen ingredientes claves como la lengua, y otros, de integración de la economía y las políticas, sin los cuales no puede haber ejercicio de ellas. Un ejemplo sería el de la ciudadanía europea, quizás el sistema regional, político y económico más integrado, y que en gran parte depende de articulaciones culturales. Tienen un himno, una bandera, una ciudadanía compartida, la ciudadanía europea que aparece en los pasaportes al cruzar las fronteras internas de la región. ¿Y cómo empezó la Unión Europea? Con 12 países que la integraban, hablando 11 lenguas; eso, por supuesto, crea una complejidad en los intercambios. Cada presidente, cada diputado, en los organismos de legislación regional, habla su lengua. No tenemos algo así en América Latina. Los organismos realmente de gobernabilidad o de gobernanza regional... tenemos múltiples organismos que se han creado en distintas ocasiones. Algunos que comparten la integración con los Estados Unidos, como la OEA, otros como la Segin, la Secretaría de Gobiernos Iberoamericanos, donde entran España y Portugal, pero no entran Estados Unidos ni Canadá. Entonces, creo que este conjunto muestra la complejidad, al corrernos de la simple identidad a las formas prácticas institucionales de articularla. Y algo que me gustaría subrayar aquí, a propósito de identidades, es la importancia de las lenguas. En América Latina tenemos mayoritariamente comunicación en español y portugués, bastante en inglés, cada vez más. Pero hay unas cuatrocientas lenguas más, que corresponden a los pueblos indígenas u originarios, y a eso hay que sumar la complejidad de los ciento cincuenta millones de afrodescendientes, que en número son más que los pueblos originarios. Pregunta a la que esto nos lleva: ¿qué integramos y qué dejamos afuera al homogeneizar?

¿Y qué integramos y qué dejamos afuera?
Integramos a los sectores mayoritarios que hablan español y portugués, a las élites que hablan inglés, y luego hay grandes dificultades, como las hemos visto en las noticias de los últimos años, por insurrecciones indígenas, o de pueblos originarios, e incluso afroamericanos, en el caso de Brasil esto es muy notorio, cuya representación es muy baja o casi nula en los organismos de gobierno nacionales e internacionales. Esto corresponde también a su lugar subordinado en la economía o en las economías distintas, que a veces se desgajan en economías regionales, reclamos por la autonomía y la autogestión.

Según las estadísticas económicas, América Latina es una de las regiones del mundo más estancadas, con menos crecimiento, con democracias inestables, países que no terminan de crecer, muchas veces despilfarrando todas sus capacidades creativas y naturales. En esta serie de entrevistas, la economista Mariana Mazzucato marcó las consecuencias de ese estancamiento, fundamentalmente en décadas de aplicación de economías neoliberales, ¿comparte usted esa visión o cree que es asignable a otras cuestiones?
Sí, conozco el pensamiento de Mazzucato, me parece desafiante y muy elaborado el proceso crítico actual hacia la economía neoliberal, cuyos múltiples fracasos están demostrados en el conjunto de los países, y fuera de la región latinoamericana. Pero me parece que también tenemos que considerar aquello en lo que varios nos hemos especializado, especialmente la antropología, la sociología de la cultura y la comunicación, que son las integraciones culturales con los avances económicos estadísticos, por ejemplo la creación de un espacio cultural latinoamericano. Ese es un desplazamiento que hubo de las reflexiones identitarias sobre un posible ser latinoamericano, hacia la creación, desde los años 90, de estudios muy consistentes en que acordamos hablar de un espacio cultural latinoamericano. ¿Qué es ese espacio? Qué base económica y política tiene? Muy pocas, menores que en la Unión Europea. Pero se ha logrado, por ejemplo, crear programas como Ibermedia, que ha multiplicado la producción de películas de forma sorprendente. Antes de que se creara Ibermedia, en 15 años se habían producido unas 56 películas en coproducción entre España y los países latinoamericanos. A partir de la contribución de fondos, principalmente españoles, a Ibermedia, se logró en siete años superar los años 90 del siglo pasado, esa cantidad llevarla a trescientas. Ahora hay más de mil títulos hechos en coproducción, de España con distintos países latinoamericanos, algunos que casi no tenían producción cinematográfica, o dos películas al año. Entonces, hay signos que han llevado a multiplicar esas “iber”, hay ibermuseos, iberescena que incluye teatro y danza, iberlibros, etc.; muchos programas de cooperación que han decaído un poco por la disminución de la contribución española, especialmente desde la época de Aznar, luego las crisis recurrentes en los países latinoamericanos, que han llegado a no pagar contribuciones, algunos en ciertos años. En fin, ese ha sido de todas maneras un programa exitoso y que sigue dando resultados. En otros aspectos, uno podría preguntarse qué pasa con los públicos, qué pasa, aun antes de la pandemia, con la dificultad de asistir a conciertos, a grandes espectáculos, o de artistas de mucha calidad internacional, que quedan restringidos a las capitales, a algunas pocas ciudades más, y que en esas giras no pueden incluir, salvo que se transmitan en forma digital, audiovisual, a audiencias más amplias. Esto pasa también en lo cultural, en otros espacios donde la participación de los latinoamericanos en los órganos de gobierno regional es muy escasa. Nos sentimos poco interesados a veces en los resultados, porque sabemos que son principalmente declaraciones que no van a tener gran repercusión. En fin, ahí una de las preguntas que quedan flotando es: ¿qué ha pasado con la modernidad, qué ha pasado con el capitalismo, qué está ocurriendo ahora en América Latina? 

Usted mencionó este programa de cooperación con España, ¿hay una Iberoamérica, una América española-portuguesa, distinta de una Norteamérica anglosajona? ¿La raíz cultural de quienes fueron los colonizadores marca una dificultad de integración de toda América en una?
Sí y no. Por una parte, facilita la colonización la comunicación en una o dos lenguas, básicamente en español y en ciertas ocasiones integrando el portugués. Más recientemente, la hegemonía estadounidense o anglosajona ha dado el inglés como lengua común, compartida. Sabemos que en muchos países, como Argentina y Uruguay, en otra época el francés influyó mucho más en la formación de mi generación y de la siguiente, después el inglés se ha vuelto en las élites, incluso jóvenes, en los sectores más integrados a la economía transnacional, la lengua de comunicación. Pero la incorporación de lenguas indígenas se ha vuelto mucho más difícil. Aparecen a veces en declaraciones que se leen traducidas a las dos lenguas. Hay algunas situaciones, como la chilena de los últimos años, que han exhibido este reconocimiento a otras lenguas, diferentes. Pero esto se podría ver también en el bajo reconocimiento de las artesanías, en contraste con las artes visuales que se exhiben en la mayoría de los museos, así como en otras diferencias y desigualdades, como son las de género, el papel retaceado a las mujeres, a otros sectores que aparecen poco representados en esas instituciones creadas, como los museos o las salas de concierto y de teatro, a partir del modelo europeo. Esto no quiere decir que no se puedan reutilizar en función de otros programas culturales, como de hecho está ocurriendo. 

Escuchá la entrevista completa en Radio Perfil FM 101.9. 

por Jorge Fontevecchia

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