Thursday 9 de May de 2024
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Matías Kulfas: "Ojalá encontremos un modelo productivo que nos permita crecer sostenidamente, autoabastecernos y exportar"

PODCASTS | Por Jorge Fontevecchia | 17 de May 16:00

El economista y exministro de Desarrollo Productivo, autor de “Los tres kirchnerismos”, presenta un nuevo libro en el que habla de la necesidad de renovación del PJ y las dificultades del actual gobierno para encontrar “puntos en común”; la necesidad imperiosa de un plan de estabilización de la macroeconomía, siempre y cuando vaya acompañado del plan productivo que la Argentina precisa.

El peronismo tuvo dos renovaciones, la primera con el regreso de la democracia con Antonio Cafiero, la segunda en 2003, con la llegada de Néstor Kirchner. ¿Cómo imaginás que va a ser la tercera renovación?
Lo que se viene como una gran necesidad en el peronismo, pero también en la política argentina en general, es una renovación de las ideas económicas y, sobre todo, de internalizar claramente los cambios que se han producido en el siglo 21. Creo que en ese sentido la política argentina viene un paso atrás respecto de muchos cambios que se han acelerado, con la pandemia, con las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China; están ocurriendo un montón de cosas que creo que si no tomamos nota rápidamente, vamos a perder otro tren. Estoy convencido, y soy muy optimista, de que tenemos una oportunidad histórica, un despegue. En respuesta a la pregunta, creo que esta tercera renovación pasa fundamentalmente por la economía, por un peronismo que, sin por supuesto despreciar en absoluto, al contrario, revalorizando sus valores históricos de justicia social, de desarrollo económico, incorporar estos nuevos desafíos que tienen que ver con lo productivo y también con estabilizar la macroeconomía. 

Decís en tu libro que el peronismo está expuesto a riesgos que no se habían hecho presentes en otras circunstancias.¿Cuáles son esos riesgos? 
Los riesgos que vemos es un peronismo que no termina de hablarle a la gente de los problemas que está teniendo. Es un peronismo que está discutiendo internamente e incluso públicamente, a cielo abierto, y que no logra tener una síntesis aglutinadora. Siempre la política es un proceso de síntesis, es un proceso donde hay debates y lógicamente encontramos en un sector sin pensar todos lo mismo, algo que nos significa y que obviamente nos permite ir con una propuesta superadora. Creo que en el peronismo y en Argentina en general no hay debate, a lo sumo hay intercambio de jactancia, se gritan diferentes cosas, pero hablar, escuchar y encontrar algo que permita superar no hay. Y creo que eso es lo que está haciendo en muchos casos que el peronismo esté como muy alejado. Mucha gente se sorprende del crecimiento de personajes externos a la política, con propuestas, con todo respeto, desde mi punto de vista en algunos casos delirantes, como plantear una dolarización casi espontánea, que la gente elija qué moneda quiera tener, sin un Banco Central que esté ahí regulando, controlando la situación o que hable de venta de órganos, eso tiene que ver, me parece a mí, no con que sean ideas innovadoras, que no lo son, son ideas más bien viejas, perimidas. En todo caso, el mérito de Milei es haber convencido a algunas personas de que esas ideas son practicables, que en ningún lugar del mundo son tomadas en cuenta, aquí sean en algo innovador o novedoso. Eso tiene que ver con los problemas que tiene hoy el peronismo para expresar una propuesta política que integre, que incorpore también a la juventud, que incorpore a los excluidos, a los a los informales. Hay un montón de gente que trabaja en la informalidad y que hay que dar una respuesta también a eso, que hay que dar una respuesta del empleo, la gente quiere trabajo, la gente no quiere mayoritariamente planes sociales. Los planes están muy bien para la emergencia, pero no pueden ser una práctica permanente. Y en el mismo sentido, el fracaso del gobierno de Macri también expresa eso, una fuerza política del liberalismo económico que sigue pensando el mundo con los parámetros de fines del siglo 20, la caída del muro de Berlín. Entonces, creo que el peronismo tiene que necesariamente renovarse, tener un nuevo debate de ideas, expresar una propuesta que desde mi punto de vista tiene que tomar en cuenta estos cambios tecnológicos, productivos y proponerle a la sociedad un contrato social que justamente incluya, que genere empleo y genere una producción acorde al siglo 21. 

¿Hay un tema generacional ahí? 
No necesariamente, no estoy hablando de un problema de que hay dirigentes que se tienen que ir, me parece que no pasa por ahí. Hay un montón de dirigentes que tienen una edad, diría avanzada para que nadie se sienta ofendido y que están de acuerdo con esto que estoy diciendo y que piensan que el peronismo tiene que volver a discutir un programa productivo de inclusión laboral en serio. En materia laboral tenemos en Argentina unos 10 millones de trabajadores ocupados formales, en el sector público 3 millones y medio, 6 millones en el sector privado y cerca de 500 mil trabajadores de casas particulares formales. O sea que hay un montón de gente, 4 millones de trabajadores en negro, que son trabajadores que tienen un contrato laboral, pero que es informal. Hay mucha gente que está en ese mundo intermedio del monotributista que trabaja, que vive su trabajo, pero que tiene situación de cierta precariedad. Y la realidad es que las respuestas que se dan a una gran informalidad que hay en Argentina son dos, o la flexibilidad laboral que propone la derecha, con la que no estoy de acuerdo, que ha fracasado y que es quitarles derechos a esos 10 millones de trabajadores que sí están en la formalidad. O la otra es decir, no hay que hacer nada, con la ley laboral vigente de hace 50 años estamos bien y ya habrá tiempo para que esos 7, 8 millones de informales de diferentes características, porque muchos de ellos no son pobres, pueden ser informales y no estar en absoluto en la pobreza, “ya se van a incorporar”, y me parece que ahí hay un error que tenemos que pensar seriamente en un régimen especial para pymes. Sobre todo, hay mucha micro, pequeña empresa que debe tener un régimen simplificado, sencillo, que hay que discutir el problema de las multas laborales, la industria del juicio, algunas personas se sienten ofendidas, digo: la industria del juicio beneficia a los abogados laboralistas que están en ese tipo de negocio, a los trabajadores en su conjunto y los empresarios pymes no los beneficia, al contrario, los perjudica. Entonces me parece que ahí hay una cuestión que es más programática, no es generacional. 

¿Cristina Kirchner fue parte del problema a lo largo de estos tres años y medio de gobierno de Alberto Fernández, y lo sería para esa modernización que el peronismo tiene que hacer? 
Yo creo que sí, no creo que haya sido solo ella, uno ve el debate en el Frente de Todos, y hay un montón de sectores que plantean algunas posiciones contrapuestas. Lo que creo, y lo comento en el libro, es que si uno se remite a aquel video fundacional de Frente de Todos, que fue mediados de mayo de 2019, en estos días se van a cumplir cuatro años de aquel video, Cristina ahí decía tres cosas básicamente, una decía estamos en una crisis muy grave y esto requiere un abordaje distinto. Y efectivamente, eso era así. Lo segundo que decía es, ya no tiene mucho sentido seguir hablando de los logros del pasado, del período de 2003 a 2015, porque el mundo cambió, la situación es distinta, eso no es una referencia, hay que mirar para adelante. Estoy diciendo palabras más palabras menos lo que dijo, e invito a cualquiera a que revise ese video que está en YouTube. Y lo tercero que dice es, en este marco necesitamos una persona de mayor amplitud de diálogo como es Alberto Fernández, que pueda liderar una coalición que sea amplia, muy amplia. Incluso ella agrega: “La coalición que gobierna tiene que ser más amplia que la coalición que gane las elecciones”. Entonces, la verdad que recuerdo cuando vi ese video un sábado a la mañana que nos despertamos con sorpresa y en mi caso con entusiasmo, realmente creo que esto es un cambio importante para la política argentina. Entonces la pregunta que hay que hacerse es: ¿qué pasó después? Cómo pasamos de eso, de no hay que mirar el pasado a permanentemente la mirada autorreferencial. Si queremos ver qué hay que hacer, revisemos lo que pasó en 2013, 14, 15, en un período que era distinto, claramente en cuanto a sus condiciones, pero que además era irrepetible. No son condiciones que uno diga, aunque pudiera uno decir: ese era un gran momento en Argentina, las condiciones cambiaron. Y también hay que tener en cuenta que en ese período hubo un montón de problemas, de hecho, tantos problemas hubo que en ese mundo que se plantea como paradisíaco, el electorado terminó votando a Mauricio Macri, no al candidato del oficialismo. Y lo segundo que hay que preguntarse es qué pasó que eso que parecía una virtud, que era la moderación de Alberto Fernández, la capacidad de diálogo, de construcción, de repente se volvió algo malo. A los pocos meses pasó a ser algo muy negativo y empezaron a arreciar las críticas, y críticas a cielo abierto, públicas, con un ánimo más de obstaculización que de construcción. Me dedico a la economía, a la política, desde hace ya más de 30 años que me dedico a esto, estudio la economía argentina prácticamente desde la adolescencia. No le tengo ningún temor al debate de ideas, a sentarme con compañeros, con gente que piensa parecido o distinto y discutir, es un ejercicio cotidiano en mi vida hace muchos años. Ahora, es muy distinto eso a empezar a increpar públicamente, pedir la renuncia de funcionarios, criticar diferentes medidas sin valorar otras, no entender el contexto. Realmente el contexto que describía Cristina en ese video era absolutamente cierto, estábamos en una situación realmente crítica. Después vino la pandemia, una de las crisis más graves de las últimas décadas, y cuando la pandemia empezó a estabilizarse, vino la guerra de Ucrania, que generó otro nuevo problema que fue el alza del precio de la energía y otra dificultad de pagos en Argentina. Y cuando se empezó a estabilizar la guerra a Ucrania, a bajar los precios de energía, vino la sequía. Entonces, la verdad que analizar este período histórico como un período normal es un acto realmente poético que no tiene nada que ver una realidad, fue un período absolutamente plagado de anomalías y de crisis. 

¿Qué cambió en la subjetividad de la vicepresidenta respecto de aquel discurso, del que se cumplen cuatro años? 
Eso no lo puedo saber, la verdad. Por qué cambió de idea o si en realidad había una voluntad de dejar el espacio a otra persona en la gestión de una crisis muy delicada como la que se venía. 

No encontrarás ningún dato concreto que lo justifique. 
No, seguramente lo debe haber, pero me parece que no soy yo quien debe responder esa pregunta, simplemente analizo estos datos que me parecen objetivos y cualquiera los puede corroborar. 

Ahora, en el último discurso de Cristina Kirchner, casualmente hace poquito en La Plata, convocó a la unidad del Frente de Todos, manifestó que había que ponerse de acuerdo en algunos puntos básicos para tener un plan de gobierno. ¿No estuvo allí el problema, que no se pusieron de acuerdo en algunos puntos básicos antes de comenzar este gobierno? 
Si esa es la situación, se podría haber hecho esa convocatoria hace muchísimo tiempo. En el equipo que integramos justamente la campaña y los equipos técnicos de Alberto Fernández en 2019, tuvimos un espacio muy importante de debate interno, de discusión con las diferentes personas que fueron integrando el equipo y, por supuesto, la mayor apertura para discutir con cualquier persona en cuanto a lo que se venía. Por eso digo, me llama la atención justamente luego de haberse producido esta interna tan dura y tan a cielo abierto, se convoque a la unidad y a un nuevo programa. ¿Por qué no se hizo antes?

Escuchá la entrevista completa de Jorge Fontevecchia con Matías Kulfas en Radio Perfil

por Jorge Fontevecchia

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