Dentro de pocos días María Elena Walsh estaría cumpliendo años. Volver a escuchar, cantar, o tararear los poemas del inolvidable longplay “Canciones para mirar”, es un regalo que ella vuelve a traernos.
Con teteras de porcelana y platos timoratos nos reciben sus letras y melodías profundas. Poesía pura que acompañó la infancia de muchos, aunque no de todos. Porque si todas nuestras infancias hubieran cantado la canción del estornudo, hoy seguramente estaríamos en un lugar mejor para vivir.
Estornudar en el pliegue del codo es el protocolo de hoy, imposible no referirse a este poema pacifista: el famoso “Mambrú se fue a la guerra”. El gesto de ignorar las grietas y las diferencias está presente en toda su obra, política y poética.
Escuchá la columna de Elisa M. Salzmann para Radio Perfil.
por Elisa M. Salzmann
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