Thursday 25 de April de 2024
Perfil

Los teóricos de la anti moderación

PODCASTS | Por Gustavo González | 28 de March 16:58

El portazo de la vicepresidenta frente al acuerdo con el FMI sigue repercutiendo en el Gobierno. Al principio fue entre políticos. Terminó siendo entre sus intelectuales.

Hubo un primer documento se conoció el 14 de marzo, se tituló “La unidad del campo popular en tiempos difíciles” y fue un llamado a no romper el Frente de Todos. El segundo documento se conoció una semana después y se tituló “Unidad del campo popular: moderación o pueblo”: si bien comparte la idea de defender la alianza oficialista, la supedita a que esa unidad sea para “llevar adelante un programa de transformaciones”.

El primer documento es contemplativo con la gestión de Alberto Fernández y justifica el acuerdo con el Fondo: “Hay decisiones que un dirigente debe tomar porque son necesarias para el país y el bienestar de la población”.

El segundo es una crítica sin atenuantes al modelo económico y político del Presidente y es un llamado urgente a que desista de su estilo moderado.

Es una lógica similar a la que se escucha entre los halcones del macrismo, que acusan a los dialoguistas de su espacio de confundir a su masa de votantes.

Hay tres tipos de razones que se le pueden contraponer a esta mirada.

  • Una, más filosófica, desde la necesidad del ser humano de escuchar y entender al otro y el esfuerzo para que el otro nos entienda. Con la suposición de que así sería más fácil encontrar puntos de acuerdo.
  • Otra, más materialista, alejada del relato mitológico de los buenos versus los malos y que interpreta que lo que subyace en una sociedad son intereses en pugna. Con el Mal no se puede negociar. Con el que tiene otros intereses, quizá sí.
  • La tercera razón es pragmática. Tras años de empate hegemónico por el que ningún sector logra imponerle su relato al resto, ¿cómo se rompe con la parálisis de un país mutuamente boicoteado por los distintos factores de la grieta? Los fracasos del cristinismo y del macrismo parecen impedir que uno de los dos pueda, por sí solo, imponer un nuevo relato hegemónico en la sociedad.

La respuesta pragmática asume que, más allá de las razones filosóficas y materialistas, hay una razón fáctica para buscar consenso: se necesita un nuevo relato, una nueva misión colectiva. Un objetivo común que sea aceptado por una mayoría. Sin ese primer plan, ningún otro plan será posible.

Escuchá la columna completa de Gustavo González en Radio Perfil FM 101.9. 

 

por Gustavo González

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