Friday 26 de April de 2024
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Hauke Hartmann: "Hay intereses heredados y creados para mantener el sistema tan polarizado como está"

PODCASTS | Por Jorge Fontevecchia | 18 de October 17:35

El historiador y politólogo alemán dirige el Índice de Transformación Bertelsmann, que mide la calidad de la democracia, la economía de mercado y la gobernabilidad en 137 países en desarrollo. Es especialista en estudios latinoamericanos y caribeños, destaca la transición pacífica de los gobiernos de Cristina Kirchner a Mauricio Macri, y de Macri a Alberto Fernández, aunque aclara que los puntos bajan moderadamente con el gobierno actual.

¿Podría explicar brevemente a la audiencia en qué consiste y cómo se formula el BTI (Índice de Transformación Bertelsmann)?
El Índice de Transformación BTI es un producto de la Fundación Bertelsmann Stiftung, que es uno de los think tanks independientes más grandes de Alemania. Nuestra tarea es evaluar la calidad de la democracia, el desarrollo social y económico y la calidad de la gobernabilidad en 137 países. Lo que hace que esto sea tan especial son dos cosas: una es una evaluación integral de países que están en un proceso de cambio hacia una democracia basada en el Estado de derecho, hacia una economía de mercado flanqueada sociopolíticamente. Y la otra es que no es solo un índice, no son solo números. Nuestros informes de 137 países son como una enciclopedia de conocimientos sobre procesos de transformación porque por cada publicación del BTI hay 5 mil páginas de informes de países que acompañan eso y que basan nuestros puntajes en evaluaciones cualitativas.

¿Cuál es la importancia práctica del índice de transformación BTI?
Realmente depende de a quién le preguntes. Hay muchos países del Norte, como Estados Unidos, Gran Bretaña o Alemania, que están utilizando el BTI para evaluar a sus países socios del Sur o para obtener información sobre qué tan buenos son los gobiernos o qué tan sólido es el proceso de democratización. Lo hacen mediante el uso de otros indicadores que, a su vez, utilizan nuestros datos, a diferencia de los indicadores de gobernabilidad del Banco Mundial, el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, muchos de los índices que están integrando nuestros datos. Pero para mí, como productor de índices, lo más importante es lo que estamos haciendo aquí hoy,este diálogo sobre los resultados. Eso es para que la sociedad civil crítica recoja nuestra información, para hacer comparaciones con otros países, para orientar una reforma en los gobiernos, para dialogar con nosotros y ver qué pueden hacer mejor. Y para todos aquellos que son partidarios de los procesos de transformación para obtener nuestra información cualitativa y nuestra red de más de 300 expertos de países y regiones para impulsar el cambio.

El Índice de Transformación se basa en una encuesta cualitativa de expertos de cada país, ¿cómo se administra la subjetividad en estos casos para que su incidencia sea la mínima posible?
En primer lugar, ningún dato disponible es subjetivo. Hemos visto que en Argentina, el jefe de la oficina de datos estadísticos fue despedido porque no entregó los datos cuando los que tenía que entregar. Este es el caso en muchos países. Podrías debatir sobre las cifras de desempleo en los Estados Unidos o podrías debatir sobre la tasa de pobreza en Egipto, pero lo más importante, quizás, es cómo maneja el conocimiento de que los datos que está produciendo son subjetivos por definición. En nuestro caso, estamos instalando ciclos de revisión. Tenemos un ciclo de revisión nacional y todos los datos vienen del país, un revisor de afuera o viceversa. Tenemos un coordinador regional que está calibrando resultados y mira la calidad de los informes. Contamos con un equipo de investigación independiente que vuelve a analizar la calidad de los informes y comprueba si falta algún dato. Y estamos instalando nuestro propio proceso de calibración interregional para ver que no estamos discriminando a una región, sino que tenemos información que es, de hecho, comparable, confiable y no basada en la subjetividad. Pero les aseguro que al final del día, el factor subjetivo no se puede filtrar, no en nuestro índice, pero tampoco en todos los demás índices que solo se ocupan de números y no de informes.

¿Cómo se garantiza la validez, confiabilidad y comparabilidad de la evaluación?
Nos sentimos relativa y comparativamente seguros, para ser realmente honestos, de que al final del día tenemos excelentes informes y datos confiables, y lo hacemos al monitorear constantemente el proceso de evaluación. Por lo tanto, no solo estamos mirando los informes al final, sino también durante el proceso, porque toda la información que requerimos de nuestros indicadores multidimensionales se entrega para que podamos entrar en el proceso y dirigirlo un poco. Y luego, después del proceso de análisis, por supuesto empieza toda la fase de evaluación. Nuestro libro de códigos estandarizado tiene las preguntas formuladas para que todos los autores puedan entender el próximo BTI, por décima vez. Tenemos bastante experiencia, veinte años de funcionamiento en cómo hacer mejor nuestras preguntas, para recibir mejores respuestas.

¿Cómo determinan cuándo un país es una democracia o una autocracia?
Ese es un punto muy interesante en comparación con otros indicadores de democracia que se centran principalmente en elecciones libres y justas, y una serie de derechos civiles básicos. Para nosotros es más complicado porque estamos viendo el comienzo de un proceso de democratización. ¿Es suficiente la estatalidad para tener un sistema político? Miramos al final del proceso para ver si una democracia se está consolidando o si muestra signos de desestabilización. Pero hemos establecido siete indicadores de referencia, entre ellas, libertad de expresión, libertad de reunión, separación de poderes, derechos civiles y, por supuesto, elecciones. Para decir que hay unos estándares mínimos en una democracia que hay que cumplir. Si un país fracasa en uno de los siete indicadores de referencia, no se puede considerar una democracia. No se puede tener una democracia sin uno de los estándares mínimos, por ejemplo, la libertad de expresión y de prensa.

Escuchá la entrevista completa en Radio Perfil FM 101.9.

 

por Jorge Fontevecchia

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