Acaba de salir una nueva encuesta del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la UBA. Uno de los ejes de este trabajo realizado en los principales centros urbanos del país tiene que ver con la inseguridad, que es el problema más urgente a nivel personal identificado por quienes respondieron.
Hay una marcada grieta también en este punto, pese a que el 72% lo reconoce como la mayor urgencia junto a la inflación. Los votantes del Frente de Todos, tienden a percibir que la inseguridad se origina en el mal funcionamiento de la Justicia y en la pobreza; mientras que los votantes de Juntos por el Cambio creen que el problema es culpa de la corrupción y el kirchnerismo, si bien reconocen que la inflación sostenida influye en la ampliación de un estado de necesidad. Hay un consenso del 80%, sin embargo, en que el delito aumentó mucho en el último año, mientras que el 72% sostiene que la situación en la materia es entre muy grave y extremadamente grave. La mayor gravedad es percibida en las zonas Sur y Oeste del Gran Buenos Aires. La menor, en la Capital Federal. Los jueces “garantistas”, el auge del narcotráfico y los “beneficios excesivos” para los delincuentes son identificados como los mayores agravantes. En este aspecto, se nota una influencia superior del supuesto modo de ver opositor, por sobre los más oficialistas, que hacen hincapié en las “amplias diferencias económicas entre ricos y pobres”.
El 57% de los encuestados o algún conocido cercano sufrieron un episodio de inseguridad en los últimos meses. Los robos violentos en la vía pública encabezan el ranking tipológico. El principal temor es una intrusión en el domicilio (para el 57%). El 83% considera muy probable o bastante probable pasar por una situación así. Para el 75%, la situación va a empeorar. El cambio de hábitos más difundido es parar en los semáforos con ventanillas cerradas y puertas trabadas, elegir los horarios supuestamente más seguros para salir a la calle y haber reforzado las rejas y alarmas del domicilio.
La encuesta del Observatorio de Psicología Aplicada es un termómetro del malestar social, a partir de la percepción de un entorno expresa o potencialmente hostil. A partir de la reiteración de noticias sobre la participación de menores en delitos, vuelve el recurrente tema de las edades de imputabilidad. La totalidad de los consultados coincide en que a los 18 años una persona es consciente de lo que está bien y lo que está mal. Pero el 95% señala que a los 16 también; el 92% sostiene que a los 14 cualquiera sabe que robar, lastimar o matar es incorrecto, mientras que el 65% considera que a los 12 años existe plena consciencia de lo que es delinquir. Un llamativo 39% considera que los 12 años sería la edad mínima adecuada para que una persona reciba castigo a la par de un adulto por transgredir la ley. La opinión revelaría que una mezcla de pánico y resentimiento inspira a más de un tercio de la sociedad argentina.
La evaluación de la gestión estatal en la materia es mala en todos los niveles. Aunque la peor opinión se la lleva el Gobierno nacional. En base a una calificación del 1 al 10, la gestión porteña logra un 5,5; la de Berni-Kicillof un 2,3 y la de Fernández-Fernández está en el fondo de la tabla con un 2,2. El más expuesto delos mencionados es, sin dudas, Aníbal Fernández, a quien el Presidente “repatrió” con la supuesta idea de que podía generar algo que ayude a revertir los pésimos resultados de las PASO. Al menos según esta encuesta, el objetivo estaría lejos de cumplirse: un 66% cree que, bajo su mando, la situación en materia de seguridad “empeorará mucho”.
En las últimas semanas, el quilmeño, tras un episodio mediático desagradable con un humorista gráfico, quedó atrapado en una discusión que parece sin salida en torno a la “cuestión mapuche”, que lo enfrentó a la oposición, a gobernadores provinciales e incluso lo llevó a cruzar acusaciones de “irresponsable” y “soberbio” con Sergio Berni, quien se suponía tropa propia. Jugando con la agenda periodística y sus pasiones rockeras, diría que a Aníbal se lo ve más “Solari” que el Indio…
por Edi Zunino
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