Wednesday 24 de April de 2024
Perfil

En la intimidad del PRO se habla de “gallinero” y de “quilombo”

PODCASTS | Por Edi Zunino | 21 de January 12:06

La capital nacional opositora se fijó en el country Cumelén, de Villa La Angostura, sin distinción de halcones y palomas. Ahí está de vacaciones, ya como de costumbre, Mauricio Macri. También fijó residencia veraniega Horacio Rodríguez Larreta, invitado por el ex BCRA “Toto” Caputo. El expresidente y el Jefe de Gobierno porteño se estarían reuniendo formalmente mañana, si bien suena raro que siendo vecinos no se tomen porque sí una copa o un café. Quedémonos con la significación de que anunciar un encuentro de este tipo define por sí mismo el clima de desencuentros que viene sacudiendo internamente al PRO y a todo Juntos por el Cambio, más que nada desde que los radicales hallaron remedio para que deje de caer su acomplejada autoestima.
Se da por hecho que la cumbre a orillas del Nahuel-Huapi pretenderá tener una visión hacia adelante, positiva, que incluya la búsqueda de reglas para que Rodríguez Larreta avance con su proyecto presidencial para 2023, carrera en la que Macri parece decidido a no correr, aunque no desiste de darle su apoyo preferencial a Patricia Bullrich (lo cual anuncia más choques). De todos modos, más allá de las señales de optimismo o lo que sea que surjan del paraíso neuquino, no será más que un hito en la crisis que transita la coalición opositora.

Esta semana, me sorprendí leyendo en la revista digital “Seúl”, una nota de su director, Hernán Iglesias Illa, que encabeza el think tank intelectual que rodea a la conducción nacional del PRO. La nota salió ilustrada con una caricatura del dibujante Leo Achilli donde se ve al gobernador radical jujeño Gerardo Morales como un espantapájaros que sostiene un halcón y una paloma en cada brazo. La sorpresa me vino por la crudeza de la situación descripta nada menos que por Iglesias Illa.

Vean:
•    “La coalición tuvo un fin de año decepcionante, que irritó a sus votantes y envalentonó a sus críticos. todavía está a tiempo de recuperarse, pero tiene que moverse rápido. Este principio de verano fue extraño e intenso para todos –temperaturas insólitas, cortes de luz masivos, más de un millón de casos de Covid– pero especialmente para una parte de los votantes de Juntos por el Cambio, que a todo lo anterior tuvieron que sumarle su desilusión, fastidio o rabia ante una serie de tropiezos, errores o papelones de parte de algunos de los líderes del espacio que apoyan”.

Sigo:
•    “Periodistas y analistas políticos aprovecharon la oportunidad para lamentarse por la mala calidad de una clase política obsesionada con sus privilegios y, según ellos, ajena a los problemas de la gente. Algunos se animaron a advertir sobre un posible declive de JxC. “No debe para nada descartarse que la actual dirigencia opositora, que está expuesta desde hace muchos años, también sufra la amenaza de un ocaso”, escribió Carlos Pagni antes de Navidad”.

Sigo:
•    “JxC debe ponerse rápido a encontrar un sistema de convivencia que le permita dejar de meter la pata cada dos semanas. Quienes llevan más tiempo trabajando o militando en los partidos de la coalición conocen las dificultades y los altibajos de la vida política y prefieren tener una mirada más serena sobre los procesos, algo que yo también intento hacer. Pero es innegable que hay una preocupación sobre la capacidad de JxC de seguir representando lo que representa”.

En el texto, Hernán Iglesias Illlia habla de “quilombo” y de “gallinero” para definir la interna opositora y tira una pretendida máxima para reordenarse que parafrasea el folklore radical: “Si no se dobla, se rompe. Si se dobla un poco, crece. Si se dobla demasiado, se vuelve irreconocible”.

Agrega el autor, ya para ir concluyendo:
•    “Dicho todo esto, Juntos por el Cambio no puede hacer la plancha sobre estas excusas y estas fortalezas y sentarse a esperar las PASO de 2023. Los riesgos son muchos. Uno de ellos, quizás el principal, es que la sociedad deje de percibir a los miembros de la coalición como una unidad, como un grupo de gente que comparte valores y visiones, y empiece a verlos sólo como una serie de freelancers que, por razones de oportunismo y no por convicción, comparten un sello electoral. Otro riesgo, similar al anterior, es que las batallitas constantes dejen heridos en el camino y sean los propios dirigentes los que ya no quieran compartir espacio con los otros”.

Termino:
•    “Acecha el fantasma de la casta. Para que no tengan razón los que revolean esa etiqueta, lo mejor es no dársela. No aprovechar privilegios, no desconectarse de la realidad, no obsesionarse con el micro-posicionamiento propio, no creer que la política es una chicana en off the record contra un aliado. No se puede defraudar cada dos meses”.


Conste que no lo digo yo, ¿eh?

por Edi Zunino

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