La sancionó la Asamblea General de las Naciones Unidas y entró en vigencia tres años después.
La iniciativa contempló la creación de un órgano de expertos independientes, denominado Comité contra la Tortura, cuya tarea es vigilar la aplicación de la Convención en los Estados integrantes.
La Convención estableció que el término “tortura” se debe aplicar a todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales.
Por otra parte, insta a que los países Parte tomen medidas legislativas, administrativas o judiciales para impedir actos de tortura en su territorio.
También estableció que, en ningún caso, podrá invocarse una orden de un funcionario superior o de una autoridad pública como justificación de la tortura.
La normativa tuvo como antecedente inmediato la Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, aprobada por la Asamblea General el 9 de diciembre de 1975.
En función de esto, la Comisión de Derechos Humanos nombró en 1985 al primer Relator Especial, un experto independiente al que se le encomendó la misión de informar sobre la situación de la tortura en el mundo
Durante el mismo período, la Asamblea General aprobó diversas resoluciones en las que destacó la importancia de la protección de los presos contra la violencia y estableció principios generales para el trato de los reclusos.
Argentina suscribió a la Convención el 2 de octubre de 1986 y actualmente está conformada por casi 40 países.
Finalmente, en diciembre de 1997, la Asamblea General proclamó el 26 de junio como el Día Internacional de las Naciones Unidas en apoyo de las víctimas de la tortura.
Actualmente, la Convención interviene en innumerables situaciones de violación de Derechos Humanos sobre todo en poblaciones vulnerables como refugiados y migrantes
Centro de constantes críticas es la decisión de uno de sus miembros, Estados Unidos, de mantener abierta la prisión de Guantánamo, un icono de torturas y abusos que varios presidentes norteamericanos prometieron cerrar, pero que sin embargo continúa funcionando.
El 9 de marzo de 1984 la ONU aprobó la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
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por Radio Perfil
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