Fue en Brujas, condado de Flandes, hoy Bélgica; siendo primogénito del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Maximiliano I, y de la duquesa María de Borgoña, una de las mujeres más ricas del mundo.
En 1482, tras la muerte de su madre al caer de un caballo, Felipe heredó todas sus posesiones quedando bajo la tutela de su padre. Con sólo 16 años, Felipe se hizo cargo de la gobernación de las tierras de Borgoña, aunque, en la práctica la autoridad, se derivó a un consejo de notables.
Años más tarde, Maximiliano I pactó el matrimonio de su hijo con Juana de Castilla, la hija de los Reyes Católicos. Bastó sólo con verse para que ambos contrayentes se enamoraran mutuamente. Este acuerdo unió a la monarquía española con el Imperio, Inglaterra, Portugal, Nápoles, la república de Génova y el ducado de Milán, situación que complicó las pretensiones hegemónicas de Francia en Italia. La pareja recién casada se trasladó a los Países Bajos, donde Felipe ejerció como soberano con gran acierto, era popular y valorado por traer la paz tras largos años de revueltas.
El apelativo “el hermoso” se lo dio Luis XII de Francia. En 1501, Felipe y Juana viajaron hacia Castilla pero se detuvieron en Blois. Allí el rey los recibió, y al verlo exclamó “He aquí un hermoso príncipe”.
Al morir los infantes Juan e Isabel, así como también su hijo, Juana se convirtió en heredera de Castilla y Aragón. Al morir la reina Isabel I, se planteó el problema de la sucesión. Su marido, Fernando, proclamó a Juana reina de Castilla pero Felipe no estaba dispuesto a renunciar al poder y acordó en 1505 el gobierno conjunto de Felipe, Fernando el Católico y Juana.
La situación cambió con la llegada del matrimonio a la península ibérica al quedar en evidencia las malas relaciones entre el yerno y el suegro, de modo que Fernando se retiró a Aragón y Felipe fue proclamado rey de Castilla con el nombre de Felipe I.
El matrimonio entre él y Juana, comenzó a tambalear a raíz de las reiteradas infidelidades de Felipe. Ella, sin embargo, seguía perdidamente enamorado de su marido al punto tal de ser tildada de “loca“. Aunque las Cortes reunidas en Valladolid se negaron a declarar la incapacidad de la reina Juana, Felipe “el Hermoso” ejerció el poder efectivo sin ella.Su muerte, ocurrida en 1506 y con apenas 28 años, fue tan súbita que corrió el rumor de que su suegro lo había envenenado. Según parece, Felipe sufrió frío en extremo lo que le generó fiebre alta.
Juana decidió, tal como lo había dispuesto su marido, trasladar el cuerpo desde Burgos hasta Granada. Durante los 8 meses que duró el viaje, la reina Juana no se separó ni un instante del féretro de su esposo, a pesar de encontrarse embarazada. Sólo se detuvo en Torquemada, donde tendría a su última hija, a la que llamó Catalina.
Su primogénito, Carlos, se encontró con una enorme herencia, los reinos de sus cuatro abuelos que lo convirtieron en uno de los más importantes monarcas que han existido.
Guión de Javier Pasaragua y locución de Pita Fortín para Radio Perfil.
por Javier Pasaragua
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