Para mediados de los años 80, el desempleo en el Reino Unido disminuyó, la economía se normalizó y la inflación bajó. Las encuestas de aquel entonces mostraron que los conservadores tenían una gran ventaja sobre sus rivales, y que la victoria sería una vez más de ellos. De hecho, los resultados de las elecciones locales situaron al partido de la “Dama de Hierro” por delante del partido laborista.
A pesar de ello, muchos artistas de la época se expresaron en contra de sus políticas liberales, como Paul Weller y The Style Council. Hasta ese momento, lograr un tercer mandato consecutivo fue una marca negada para políticos destacados como William Gladstone, Winston Churchill y Benjamin Disraeli, entre otros.
Pero la imagen positiva de Margaret Thatcher superó con creces el malestar de la oposición, y logró tener el camino allanado a la Residencia 10 de Downing Street. Su competidor más cercano en las urnas fue Neil Kinnock, del Partido Laborista.
En los comicios, los conservadores llegaron a los 376 escaños en la Cámara de los Comunes frente a los 229 de la principal fuerza opositora. A pesar de haber sido una victoria menos pronunciada que en 1983, el oficialismo mantuvo una holgada diferencia respecto a sus rivales electorales. Para Kinnock, el triunfo de la “doncella” servirá para subrayar el abismo de división de "los dos países", el de la prosperidad y el de la privación.
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Guión de Lucas Boltrino y locución de Pita Fortín, para Radio Perfil.
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