Desde 1868, no había vínculo entre ambos Estados.
Las relaciones formales se gestaron en 1848, pero diferentes razones provocaron una interrupción diplomática por más de cien años.
En un país donde la mayoría era protestante, los católicos recibieron diferentes hostilidades.
A tal punto que el Congreso sancionó una ley que prohibía la concesión de créditos para el mantenimiento de una embajada de Estados Unidos en el Vaticano.
De esta manera, en 1868, la embajada cerró sus puertas y las relaciones diplomáticas fueron suspendidas.
Sin embargo, a mediados del siglo XX, Estados Unidos intentó emitir señales de acercamiento a Roma.
En esa tendencia, el 20 de octubre de 1951, el presidente Truman nominó al ex general Mark Clark como Emisario estadounidense ante la Santa Sede.
Pero, más tarde, Clark retiró su nominación el 13 de enero de 1952, luego de las protestas de los grupos protestante.
La Santa Sede fue acusada siempre de no ser estadounidense, al menos hasta la presidencia de John Fitzgerald Kennedy, quien esbozó ideas para generar puentes de confianza.
La historia a lo largo de 100 años demostró que Estados Unidos atacó a la Santa Sede, según las fuentes vaticanas.
Muchos estadounidenses alegaron que la Santa Sede era una institución peligrosa, poderosa, extranjera y no democrática.
Antes de la reanudación de las relaciones en 1984, se hizo presente la resistencia de los protestantes de Estados Unidos, que temían que los 50 millones de católicos del país reciberan mayores privilegios.
Sin embargo, el entonces presidente protestante Ronald Reagan vio una oportunidad para facilitar el diálogo con los católicos, en vísperas de las elecciones presidenciales.
Muchos grupos protestantes emitieron su queja: veían la reanudación de las relaciones con el Vaticano como una violación a la constitución, ya que daba a la Iglesia católica una posición privilegiada.
Finalmente, con el consenso del Congreso de Estados Unidos, Reagan nombró en 1984 a William Wilson, su consejero personal, embajador del país en el Vaticano.
En contraste con el largo historial de fuerte oposición nacional, esta vez hubo muy poca oposición por parte del Congreso, los tribunales y los grupos protestantes.
A su vez, la Santa Sede nombró al Arzobispo Pio Laghi como el primer Nuncio apostólico del Vaticano ante los Estados Unidos.
Laghi había sido delegado apostólico de Juan Pablo II en la Iglesia católica en tierra estadounidense desde 1980.
Los vínculos entre Ronald Reagan y El Papa Juan Pablo II fueron fluidos, especialmente debido a su anticomunismo compartido y su gran interés en expulsar a los soviéticos de Polonia.
Además, los dos hombres forjaron una relación en común por haber sobrevivido a intentos de asesinato con solo seis semanas de diferencia en la primavera de 1981.
Despuès las reuniones entre los principales mandatarios de ambos Estados fueron más frecuentes, más allá de quien ocupó el Salón Oval en la Casa Blanca.
El 10 de julio de 2009, el presidente Barack Obama y el Papa Benedicto XVI se reunieron en Roma.
Luego, el 27 de marzo de 2014, Obama viajó a la capital italiana para encontrarse con el Papa Francisco, quien devolvió la visita al año siguiente.
En septiembre de 2015, Su Santidad fue a Estados Unidos, después de visitar Cuba.
En suelo estadounidense participó en el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia, y también visitó Washington y Nueva York.
A su vez, en 2015, los Estados Unidos y la Santa Sede concluyeron su primer acuerdo intergubernamental.
Dicho convenio tiene la vigencia de reducir la evasión fiscal en el extranjero mediante el intercambio automático de información fiscal.
Pasos acelerados entre dos potencias mundiales que atravesaron más de un siglo sin entenderse ni vincularse.
Sin embargo, el 10 de enero de 1984 Estados Unidos y el Vaticano reanudaron sus relaciones diplomáticas después de 116 años.
La historia también es noticia. Radio Perfil.
Locución de Pita Fortín y guion de Andrés Ruiz.
por Radio Perfil FM 101.9
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